viernes, 27 de abril de 2012

NO PUEDE SER


            Hace ya mucho que madre calla o dice únicamente incoherencias. No vocaliza, no se le entiende. Solo responde sí, no y bien, en sonidos con acento agudo y prolongado, en cualquiera de las dos lenguas que le preguntes. Delante de la televisión da la impresión de que la mira y fija la atención. Se inquieta y, entre dientes, farfulla temores ante planos oscuros y peleas de telefilm. Incluso parece que se incomoda cuando el discurso de los sálvames y demás sube el tono, de por sí alto, por encima de lo habitual. Mira que madre ha tenido carácter, mira que sabía defenderse y no arredrarse en la discusión, y, mira, como se nos asusta con nada. La vida remata mal, te transforma y te hace sobrevivir sin ninguna conciencia de la extinción.
           Lo que nos reíamos cuando madre cantaba, lo hacía tan mal. Sigue haciéndolo mal pero la encontramos coherente. Si se le canta Asturias, patria querida o Txin txin, diruaren hotsa nos sigue sin retardos y no emite ningún quejido. A madre le gusta y nos sigue el Gernikako Arbola. Si no estuviera viviendo esa larga muerte recordaría a la hermana que vivió el bombardeo y, por analogía, otros bombardeos. Incluso se inventaría alguno. Nos desparramaría su horror a la guerra, su torpe y mal contado horror a aquella guerra.
         Madre no engaña, sigue siendo madre porque se sobresalta si oye República o se critica a los curas. Madre sabe que no estamos de acuerdo. Se asusta porque nos cree, porque nos cree mucho más que a otros. Nunca, como otros vergonzantes muchos que tampoco, aprendió a distinguir entre gobiernos legítimos e ilegítimos. ¡Dolor!

domingo, 22 de abril de 2012

TIEMPO Y TIEMPO

           De que vivimos nuevos tiempos no existe la menor duda. No porque tiempo de vivir y pasado sean incompatibles. Lo digo por la multitud de cambios y acontecimientos sorprendentes de los cuales nos ha tocado ser felices testigos o, mayormente, inevitables sufridores. Hoy y aquí se vive y se muere, pero de forma diferente. Se mata y se roba, pero por motivaciones distintas a las que nos habían acostumbrado. Se critica y se denuncia, pero aceptando de buen grado la diferencia. Se delinque y se falta, pero se intenta restituir, algo menos en metálico. Pero sobre todo, sobre todo, principal característica de los nuevos tiempos, se autocritica, se arrepiente y se pide perdón públicamente, rey incluido, aunque hay quien no lo ha hecho todavía. En general somos más honrados, por expuestos, y sensiblemente más pobres. Si no fuera porque se nos recorta hasta el aliento y porque los propósitos de enmienda no tienen período de garantía, se diría que estuviéramos en la Arcadia feliz.
         Son tiempos realmente nuevos, novísimos, a no ser que nos esté sucediendo lo que a Borrow, el decimonónico viajero vendedor de biblias. Se hizo este con un criado-guía para ir a Finisterre que se le escapó espantado de una posada abandonándolo en la más calamitosa y arriscada de las soledades. Cuando lo topó,  con educación y punto de sarcasmo, le contó la fuga del criado y le preguntó si por un casual lo habría visto. Este le contestó que sí, que lo había visto y que lo conocía, que era un tipo peligrosísimo del cual había que cuidarse mucho, por ladrón y copichuelero. Volvieron a caminar juntos.

viernes, 13 de abril de 2012

ESTADIO Y MUERTE

         Morir, junto con nacer, es probablemente el acto más político que cometemos las personas, por eso mismo deberíamos hacer las dos cosas extremando la dignidad. Es indigno morir en la calle, morir desasistido, es indigno morir sin previo aviso. Es indigno morir sin ritual o con ritual desmedido Es indigno morir a manos de la policía, por error o por negligencia. Es indigno morir en simulacro de enfrentamiento de carácter deportivo. Es indigno y es razón suficiente para no callar.
         Si calláramos ante una actuación policial, correcta o incorrecta, que se salda con la vida de un ciudadano nos estaríamos suicidando como comunidad ciudadana. Si no exigiéramos responsabilidades ante una actuación de la autoridad que no esclareciera las circunstancias de esa muerte en los aledaños del estadio contribuiríamos, sin atenuantes, a esa insensibilidad ante la muerte que tan larga y profusamente hemos exhibido en nuestra sociedad en los años de nuestra vida.
         Es la muerte del hincha del Athletic la que condiciona mi voz, que hoy me incomoda más que nunca, la que me obliga. Una voz que duda, que titubea, que teme; una voz honrada, tanto o más honrada que esas que se amontonan en el tumulto contestatario con sospechosa clarividencia y firmeza, voces que obvian esos acontecimientos que revisten al futbol, eliminatoria tras eliminatoria, de una violencia rutinaria de la cual no sabe, ni quiere, hacerse responsable – los de la bronca siempre son forasteros – y se desmarcan transformando la muerte de Iñigo Cabacas en un acto político, que sí que lo es, pero…

domingo, 8 de abril de 2012

CRUZ

         Desde que dejé de rezar pienso más en los demás y me preocupan más sus preocupaciones. Y cuanto más pienso en ellas, más pesada es la cruz y más largo el calvario. Cruz y calvario, no precisamente los que celebramos esta semana. Me da que, tras siglos de trascendencia, las celebraciones de esta semana, despojándoles de lo folklórico, se la traen floja a la mayoría del personal.
         Imagino que si hoy, siglo XXI, hubiera que crucificar al Nazareno se haría, como es de rigor, pero que nos costaría darnos cuenta. Probablemente el dios encarnado en la modernidad habría liquidado a Marx, camarada Carlos, en pelea discotequera, sin pena ni gloria y sería juzgado y  exhibido por otros delitos, más por conducta contra prejuicios sociales que delincuencia. El sumarísimo se celebraría en un larguísimo e inacabable serial de telebasura, oprobio de dioses y humanos.
         Es que las cosas nunca han alcanzado la posteridad tal como han sucedido, si no tal como las han contado. Entre escritos apócrifos y canónicos nos hicimos una idea del Nazareno. Hay unos textos, unos evangelios, un testamento que procuran calidad y credibilidad. El moderno Nazareno nunca llegaría a la posteridad, ésta no es de interés para la telebasaura. Al moderno Nazareno lo engulliríamos con cruz y todo, en horario prime time y en pantalla 3D, y no lo pondríamos contar porque nos han robado el tiempo para hacerlo. Eso sí, el moderno Nazareno tendría representante, o entidad de gestión, que velaría por sus intereses, por los derechos de imagen. Este, fundamental la buena presencia, es probable que llevara bonete o mitra