viernes, 29 de mayo de 2015

EL LECTOR

EL DIARIO VASCO 29-5-2015

         Los resultados de lo escrito, en general, y de las columnas, en particular, escritos más con la fuerza de la obligación que de la voluntad me han solido resultar sorprendentes. Días que no he querido salir de casa por el riesgo de exponerme al más absoluto de los ridículos y he vuelto contrariado y abrumado por la sensación de tener más admiradores que Corín Tellado. Y días que he salido con la sensación de haber escrito algo definitivo y brillante y me he emborrachado de indeferencia o me he dado de bruces, de uno en uno, con toda la caterva de lectores que me confiesan no entender ni papa de lo que me leen.
         Duro oficio este, en el que, en la intimidad, te defiendes de los juicios críticos y de los comentarios maliciosos e insidiosos intentando justificarte con dignidad. Duro porque el pánico al aplauso pesa. Que  nadie me diga que le ha gustado lo mío, ni muestre admiración por ello, pues solo consiguen aumentar desproporcionadamente el miedo a defraudar, a decepcionar.
         Sentado en un banco de La Concha cara al Sagrado Corazón, temo que le rezaba. Dice usted cosas muy ingeniosas. Le correspondían todos los viandantes cotidianos que saludaba. Es que es usted muy profundo, cuesta comprender. Animaba con la proximidad del fin de semana. Recordaba mi último titulo. Esta semana en euskera, ¿eh? ¡Como escribe! Debido al cariño que irradiaba y el respeto con que lo hacía le nombré, en lo más íntimo, mi lector. Puede que el Sagrado Corazón no lo eche de menos pero llevo ya dos meses sin ninguna referencia de mi lector. Allá donde esté me gustaría que supiera que sigo escribiendo, también para él, sobre todo para él.


viernes, 22 de mayo de 2015

HÉROES Y PERROS

EL DIARIO VASCO 22-5-2015

         Se pasaban de tragos, gritaban un par de Arriba Españas y les ponían el volante a la firma, ya eran de la División Azul, héroes ¡A Rusia! Héroes fueron, también, aquellos perros callejeros que reclutaban para la carrera espacial soviética. Al parecer los perros callejeros eran más dóciles y disciplinados que los mimados y consentidos domésticos y que los revoltosos chimpancés americanos. Pobre Laika, nadie reclamó ni lamentó las perras y perros muertos en aventuras espaciales. Grossman sí reflejó la relación de alguno de esos animales, con la libertad, con el universo, con la felicidad, con sus cuidadores; en mis manos tengo una preciosa edición de su relato La Perra (Editorial Ken).
         Otro buen relato se merecería aquel ratonero que fue mi héroe. Cada fin de semana que pasaba en el pueblo bajaba del caserío y me seguía a distancia, como un agente en contra-vigilancia, y por las noches dormía, alerta, bajo mi coche aparcado en la calle. Superaba todas las marcas cuando dejaba entrar en la cuadra al veterinario, conocido miembro de Batasuna, sin amago de sospecha alguna. Le esperaba bajo su coche para, en la despedida y al coger el volante, echarle un mordisco al tobillo izquierdo de éste, que todavía seguía en tierra ¡Qué grande era!
         Como grande debió de ser el perrito cocker, un patriota más en la familia de Jon Juaristi, que se fue con sus tíos gudaris a defender Bilbao y jamás regresó. Cuenta Juaristi cómo seguía enfureciéndose su padre ante sus diatribas antinacionalistas e insinuación del posible pase al enemigo del animalejo, afirmando con certeza que “dio la vida por Euskadi”.
         

viernes, 15 de mayo de 2015

CORTACÉSPEDES

EL DIARIO VASCO 15-5-2015 

         Menos de lo deseable pero, por fortuna para mí, es bastante la gente culta que conozco. También diré como dato, sin insinuación de nada, que las personas más cultas que conozco en San Sebastián saben euskera. Muchas de ellas habrán aguantado estoicamente la insinuación de haber cuidado vacas y convivido con aves de corral. Conozco gente monolingüe castellana empeñada en disimular su relación familiar con el cuidado de cabras o negociados de porcino vivo, obstinada en ocultar su biografía aparentando ser sucesores de un despiste de Casanova en su viaje a España, o del linaje intelectual de Severo Ochoa o Paco Gento. Conozco doctos euskaldunes e indocumentados castellanos y viceversa, cantidad de castizos sin fronteras.
         Suelta el alcalde ovejas en un parque de la ciudad, ecopastoreo, dicen y les creo, para mantenimiento de jardines; explotan las locuras señorita, cosmopolita, pisaverde, cheli y gili. En lugar de oponerse a la medida por ineficaz, si lo fuere, y por símbolo de la arcadia de mente corta con que sueña el alcalde para nuestro país, que lo es, se lo achacan a la extracción social y hábitat nativo de éste. En una misma página asoman usuarios del parque junto a sus perros, una noticia relacionada con los espectáculos de toros, -animales que pernoctan en el Maria Cristina, ¡vaya dos antítesis de la ruralidad!-, y la refinada firma de la nieta de aquella que, echando puñetas, percibía el olor a dehesa de la gente, todo un retrato contemporáneo.
         La ciudadanía deberíamos de ser más inteligentes, la oposición menos demagoga y el alcalde viajar a su Arcadia, pero dudo de que nos caiga esa breva.

         

viernes, 8 de mayo de 2015

SIN NOVEDAD

EL DIARIO VASCO 8-5-2015
         La religiosidad que hace cuestión de la virginidad o no de las personas es un riesgo a erradicar. Una sociedad obligada a considerar la virginidad, o “la primera vez” (sic), como mérito o demérito, es un colectivo a disolver. Considerar que el placer sexual es un desorden moral, es una aberración histórica privativa de mentes asotanadas, perversas y retorcidas. Hemos sido víctimas durante siglos.
         El libro prologado y epilogado por el obispo de la diócesis y firmado por una seglar consagrada, especializada en la educación afectivo-sexual, es el motivo que tanto ha dado que hablar estos días y pie de esta columna. Desde una lectura en diagonal diría que es una antología histórica del desatino. Nadie duda de que es mejor el sexo con amor que sin él, como mejores son el café con amor que sin él, el desayuno con amor que sin él o incluso, ya que estamos en campaña, el voto con amor que sin él ¡menuda diferencia! Convencidos de que teologías de este estilo, catolicoides y tradicionales, estaban silenciadas, cuesta entender a un prelado el discurso de la recuperabilidad de la virginidad o que determinados procesos hormonales impulsan a la mujer al fregoteo y al trapeo. Como cuesta aceptar la católica vergüenza y repudio ostentosamente expresados por admiradores y entusiastas de los anteriores prelados, que no fueron precisamente responsable de un dispensario de preservativos, de un centro de planificación familiar o fogosos defensores del amor libre.
        In memoriam, por aquellos padres que murieron sin que su obispo, este o aquellos, les insinuaran la más mínima inocuidad de la homosexualidad de sus hijos e hijas. 

viernes, 1 de mayo de 2015

INVERSIÓN

EL DIARIO VASCO 1-5-2015

         Mi tía distinguía; no se la engañaba. En su sillón de mimbre de culo alto veía todas las basuras de las televisiones privadas, al principio, y públicas con posterioridad, sin dejar de expresar un fingido asombro sobre el exagerado número de personas de dudosa condición sexual que ostentaban cuota de pantalla. Llegó, insospechadamente para nosotros, a ser incluso adicta a Goenkale. Pero no viene al caso. Lo que viene al caso es que nunca perdió sus facultades mentales y que como telespectadora apetitosa la dominaban criterios relacionados, siempre, con las ganas de comer. Memorable fue el funeral de Lady Di, confundió un fondo difuso de velas iluminadas con yogures o mamias dispuestas para no se sabe que  comensales.
         En el funeral de Miguel Ángel Blanco, se pasó el día delante del televisor expresando su máxima preocupación: ¿En Ermua habrán preparado algo de comer para José Mari? No había quien la confundiera lo viera en blanco y negro o color, aislada del mundo o comunicada, siempre pedía que le preparáramos la papeleta de las derechas, aunque en todas las movilizaciones de la izquierda abertzale que pasaban enfrente de casa también solía preguntar dónde iba a comer toda aquella gente.

         Esa es la sensación cuando veo, con gran pena, cómo en la sociedad actual los responsables de cultura se ven obligados, nos vimos, a hablar de ella en términos de impactos económicos. Hay mucha prensa, y demás, cuyo único criterio es la caja del respetable sector de hostelería. ¿Si no hay caja no hay poesía? ¿Un poema de Aresti, Lorca o Valery no es patrimonio? ¿No es inversión? ¿Bar, biblioteca, hotel…?