viernes, 26 de enero de 2018

JENDE IZENAK, LEKU

EL DIARIO VASCO 26-1-2018


Iñaki Barriola zinegotzi kideari, elkar zirikan, hala esaten nion: Donostian hire kale izenik inoiz ez egoteko modua egin behar diat, aitonarenari aldaketa bat egingo zioagu, “Abelino Barriola y nietos” jarriko zioagu, hartara inor ez duk hitaz gogoratuko. Ez zen   Barriolatarren onarpena erasango, aitonak kale bati eta aitak aularioari ematen baitie izena. Zirikatzeez gain borrokatxoa eduki ohi nuen oinarrizko proposamena egiten zuen Tellabide jaunarekin. Behin baino gehiagotan mahairatu zuen Jon Etxaideren izena eta ukatu egiten nion, ez merezi gabea zelako, bi kale Etxaide izenarekin nahasmendua iruditzen zitzaidalako baizik. Galdezka hasita, zer lotura dute Lugaritz kultur etxeak eta Lugaritz pasealekuak?
Bitxikeria asko eta iritzi truke ugari konta daitezke izen ipintze kontu hauetan. Beti bota izan dut faltan beste hiri askotan indarrean dagoen araua, inor hildakoan ezeri ezin zaiola haren izenik jarri bost urte, edo kopuru luze samar bat, igaro arte. Eztabaidetan sosegua ezartzeko modua iruditzen zait. Hil eta hirugarren egunerako aitortu genion urrezko domina Laboari. Hilondoan, aste bete baino lehen,  eman zion Donostiak hiritar merezimenduaren domina Txillardegiri.
Txilardegirenak, benetako bezain eztabaidagarria den aitorpenak, ez du ase donostiar askoren ustez zor zaion aitorpena. Udal Liburutegi Nagusiari izena ematea ez den beste aitorpenik ez du onartzen zenbaitek. Merezimenduak aitortuz, ez nuke nahi inoren izenik liburutegi horrentzat, eta ezinbestekoa bada jartzea ez nuke ETAren biktimen omen oroimenezkoaren protestan militantzia politikoa eteten duen batenik nahi.

viernes, 19 de enero de 2018

GENTES DE PAZ

EL DIARIO VASCO 19-1-2018

         El visitante de la tamborrada respondió a la invitación de un donostiarra que le había prometido vivir la fiesta más maravillosa del mundo. Recuerda aquella noche, y su día, como una sesión de tortura a la que fue sometido en la habitación de una pensión del centro de la ciudad. Hoy, todavía, no ha superado el trauma. ¡Y nosotros tan contentos, dale que dale al tambor y al Bagera! Unos por la más estricta tradición y otros por el imperativo de la diversión.
         Entre tanto ha salido el jefe de la Banda, no se me malinterprete, Ansorena, a poner bastantes puntos sobre bastantes ies. Entiendo que ha pedido mesura en la desmesura y ha aprovechado el viaje para desplegar una ironía, en puntos un tanto ácida, consecuencia de sensaciones similares a las padecidas por el visitante antes referido. Es la metáfora del, por llamarlo de alguna forma, debate ciudadano, que debería de tener claro que, Sarriegi es el autor del legítimamente proclamado himno de Donostia y que quienes así lo proclamaron no merecen ser ofendidos insinuando que pudiera ser que desconocieran la lengua de Serafín Baroja. Vaya.
         De todas formas, al ritmo que llevan la vasquización accesoria de la tamborrada, como si antes no lo fuera, y nuestro enraizamiento en la historia, auguro que en tres o cuatro lustros puede volverse canónica alguna tesis que corrobore que la tamborrada tiene su cuna en Azpeitia (Nafarroa) merced a la descendencia de Sarriegi, o de Baroja, de alguna cuñada perdida en algún escarceo por la ruta ignaciana. Y así.
         Sin sobreestimulaciones, ni manoseos sin consentimiento explícito, ¡divertíos! Yo, como Tipitto, nunca he tocado en una tamborrada. Soy hombre de paz.


viernes, 12 de enero de 2018

¡IMPORTUNANDO!

EL DIARIO VASCO 12-1-2018


Siempre es demasiado tarde, siempre resulta inoportuno. No tiene por qué ser siempre así. En tiempos de la dictadura y de la religión única se nos advertía de la pecaminosidad del cine. Hay literatura abundante sobre el particular. Incluso, se ha llegado a escribir, en todas las lenguas, porque para eso el euskera no estaba prohibido, que el cine era pecado. Así, con todas las letras. Era el sexo lo que les, y nos, sorbía el seso.
Es verdad que el mundo del cine ha solido ir dando a entender que era un mundo en cuyas fronteras la libertad sexual semejaba ser una regla básica, casi fundacional. Un mundo que provocaba envidia debida a la naturalidad y desparpajo que desplegaba en su vida social. Y hoy, hasta hoy hemos tenido que esperar, estamos sabiendo que esa libertad, esa imagen, era sin acuerdo de las partes, que era la libertad del animal en el establo, la del pájaro en la jaula. Fastidia saberlo y aterra pensar en el implacable retorno de los inquisidores.
Cuando ya todo parecía perderse víctima del tsunami purificador, han asomado la cabeza, a la francesa, cien mujeres artistas. Acatando la libertad de importunar, afirman que siendo la violación un crimen, no lo es el coqueteo insistente o torpe, y niegan que la galantería sea agresión machista. Hemos sentido un primer respiro quienes pensamos que el hombre no tiene por qué ser delincuente sexual por naturaleza.
  El manifiesto contiene muchísimas más afirmaciones, discutibles todas ellas, pero abre un resquicio para pensar que, haber, todavía hay hombres dignos y, haber, todavía hay mujeres libres. En un mundo amenazado por la miseria sexual que fomenta constantemente la agresión. ¿Por qué? 

viernes, 5 de enero de 2018

¡QUITA!

EL DIARIO VASCO 5-1-2018



También le debieron de encontrar una veintena larga de figuritas del niño Jesús, algunas incluso con indicios de violencia. Las había ido secuestrando, levantando solía decir, en edificios y espacios públicos institucionales, nunca particulares, ese era su atenuante. Hasta que cansado, derrotado, se había pasado directamente, con armas y bagajes al Olentzero. Total, los villancicos, salvo dos o tres, eran los mismos y le resultaba más llevadero el peso de la tradición que el de la religión.
  Le resultaba insultante que le recordaran el origen del mito vasco, esa figura sucia, asocial, montaraz, viciosa, un saturno local que asustaba niñas y niños. Él era partidario del mito adaptado, modernizado, encajaba mejor en la universalidad y empezaba a ser un personaje versátil. Tan versátil llegó a ser que lo acogieron, hipoteca de por medio, entidades financieras, cooperativas de crédito y escuelas públicas y privadas; lo convirtieron en su santón. El matrimonio de conveniencia, de ellos no de él claro, al que le obligaron quebrantó toda su simpatía. Se pasó a los Reyes Magos.
Cuando descubrió que la cosa no tenía remedio, le habían hecho saber que en los evangelios, no sabía él si ni siquiera en los apócrifos, no había ni rastro de ellos y que todo era un mercadeo ignominioso desde períodos muy anteriores a la corrupción, se transfiguró en una persona de sexo loco y raro y se lanzó a la calle con los trapos propios, ¡glup!, de su condición. Consideraron que alteraba el buen orden de la gente y pervertía la convivencia. Eso le dijeron:

    -Pero tú ¿quién te has creído qué eres? ¿el Santander? ¿Coca-Cola? ¿Diputación de Bizkaia? ¡Quita!