viernes, 25 de mayo de 2018

¿EH?

EL DIARIO VASCO 25-5-2018


Tenía chanza la noticia. Una persona acudió a un programa determinado de televisión, elija uno, cualquiera vale, y no lloró. Un escándalo, ninguna lágrima. El hecho llamó la atención de profanos, especialistas y público en general. No nos sorprende.
Los que fuimos educados para contener el llanto y no importunar a la gente tenemos una escalera de valores absolutamente prejuiciosa. No debíamos llorar, llorábamos en sueños o a escondidas, jamás en público, salvo que se fuera niño, acusado de nene, mujer proclive a la histeria o persona atacada de senilidad. Por no llorar, no se podía llorar ni de alegría. Desde Boabdil, o mucho antes, nos tocó vivir la Edad de las Emociones Contenidas. Cosa de moros, llorar siempre fue una excepción
No sé fijar con exactitud la época, muy reciente, en la que la historia cambió su rumbo y llorar en público se convirtió en norma. ¿Qué futbolista no estalla en lágrimas por abandonar su equipo por otro que le paga el doble? ¿qué homenajeado se puede permitir el lujo de no llorar al recibir un reconocimiento? ¿Creeríamos a la víctima que nos relata sus episodios de malos tratos o de abusos y agresiones sexuales si no llorara?
La credibilidad exige llorar en punto y hora, como el horario de la ventanilla. Hay que llorar en el minuto de cámara, lo que haga antes o después nos trae sin cuidado. Y si usted duda de esa llorosa verdad, si piensa que determinada gente cuando llora pone un anuncio en lugar de presentar denuncia, tiéntese la ropa porque puede ser que sea un negacionista de la violencia sexual. ¿Tras una llantina, a ver qué razones tiene para no aceptar que el primo del cuñado de la mujer de la personalidad no fuera un pervertido? ¿Eh?

viernes, 18 de mayo de 2018

RAZONES

EL DIARIO VASCO 18-5-2018


Opinar en tribuna pública tiene sus aquellos. Son espacios de libertad que a la mínima te comprometen. Hay días resultones y la gente es grata, y días en los que agradar es imposible y gente, no menos grata, que te lo hace saber. Luego, parece mentira, el pudor de uno en las torpes respuestas. Mil perdones.

En una reciente tertulia de radio me sumé a la ola de entusiasmo y parabienes al hilo del partido de fútbol de las mujeres de la Real en Anoeta. Contrario a mis costumbres ni fui minoritario ni, mucho menos, original. Era la ocasión para no sentirme raro y mostrar el orgullo de pertenecer. Es que me enterneció el anuncio de aquel partido, tuve ganas de ir y aplaudir. Valoraba la ocasión de feminizar un mundo tan embrutecido y desculturizado como el futbol. Me pareció un respiro para la sensibilidad.

Resultó que no. Me crucé con el otro oyente, el crítico, y menuda bronca me cayó. Que a ver qué puñetas pintaba yo celebrando con una candidez sin precedentes un gesto que no hacía más que contribuir a ese intento de ponerle cara humana a esa moderna brutalidad ciudadana y basura moral contemporánea que es el futbol. Que lo que me correspondía era criticarlo, desempeñar mi papel de aguafiestas.

Empecé a indagar en mis motivos de arrepentimiento. No los definía, pero los sentía, no los podía enumerar, pero ahí estaban. Me dolía incluirme en esas turbas capaces de paralizar la historia, aunque sólo sea un minuto, o hacerla retroceder en cualquier momento decisivo de la humanidad con tal de que el penalti fuera definitivo para el buen resultado de su equipo. Y, es que, más importante que el futbol son los derechos de la mujer ¿Faltaban razones?

viernes, 11 de mayo de 2018

SINESGARRITASUNAK

EL DIARIO VASCO 11-5-2018


  
Aprovechategui hitzak, euskal munduak ohiz eragin ohi duenaren aldean, nazioarteko oihartzun handia izan duela diote. Kezkatu egin behar genuke munduan edozein pertsonaia publikoren sasieuskarak gure hizkuntza lanik garrantzitsu eta entzutetsuenek baino arreta handiagoa sortzen duen susmo hutsarekin. Baina, ji eta ja, arlaburlaz jarraitu nahiago dugula uste dut. Alegia, geure burua barregarri sentitu baino aprobetxategi esan duenaren bizkar umore lerdean jarraitu, lerdotasuna adieraziz adimena baino gehiago. Pena. 

Bistan da gero eta errazagoak zaizkigula, guztion zorionerako, euskaratik erderetarako eta erderetatik, gazteleratik nagusiki, euskararako bide bihurriak. Dena daukagu gero eta eskurago, nahiz eta uste dudan gauzak errazte horrekin ez dugula beharko genukeen guztia hobetu. Hedatu egin da errazkeria, batzuek hori lanbide bilakatzeraino. 

Ez du izan aipatu oihartzunik, baina bide piska bat egin du, etxean geneukan erakunde armatuak despedida, edo oinordekotza, legez utzi digun elkarrizketak. Gazteleraz argitaratu da. Gazteleraz baina euskaraz egina eta euskaraz emango omen argitara datozen hilabeteetan. Jainkoa lekuko balu bezala profesional batek baino gehiagok ziurtatu dit, ezer zalantzan jarri gabe eta nondik dakien argitu gabe, baietz, euskaraz egina dela elkarrizketa. 

Zergatik ez dut bada sinistuko? Hala izango da. Baina, pentsatzen hasita, uste dut beste inork froga ugariak erakutsi beharko lituzketela gauza hala izan dela lehenbiziko hitzean sinesteko. Errelatoaren kontuak izango dira edo, gutxienez, sinesgarritasuna nori ematen zaionaren araberakoak. Euskara eta bere munduen bueltak. Oinordekotza. 

viernes, 4 de mayo de 2018

NAUSEAS Y NANAS

EL DIARIO VASCO 4-5-2018


Tras cuarenta años de persistencia del impulso político violento que causó más muertes que los accidentes laborales o de tráfico, o más, incluso que los bombardeos de Gernika y Durango durante la guerra civil, el tiempo que se tarda en desplazarse de San Sebastián a Cambó les Bains en transporte público no es muy superior al que se emplea yendo en bicicleta a quince a la hora.
Preguntarán las generaciones futuras que qué pasó y habrá silencios y respuestas de todo tipo. No mentirá quien les diga que era el aniversario de boda de sus bisabuelos que, por niños, no participaron en la guerra. Tampoco mentirán los abuelos que les digan que proclamaron su noviazgo por Santa Cruz, en las fiestas de Legazpia. Que el abuelo, en momentos de despecho, amenazaba con enrolarse en la organización. Sólo les mentirán los mentirosos y, quizás también, los que callen.
Muchos podrán decir que estuvieron allí, sí, allí, echando una mano ¡Cuánta gente buena! Gente que nunca quiso molestar, gente que no gusta observar el dolor de la fiera. Nauseas. ¡Pero algo habrá que decir! ¿Qué se consiguió? ¿A ver si matábamos? ¿por qué matábamos? Pobre del que calle.
Los operarios encargados de desmontar el tinglado podrán hablar de la resaca post fasto. Que, desempleados, les llamaban esporádicamente para trabajos similares. Que se ganaba poco, que la vida no hacía más que apretar, que todo era precario, hasta la dignidad de las personas. Que nunca faltaron señoritos a su vista, que él no lo puede asegurar pero que sí, que cree que se mató… Y habrá que seguir cantando nanas a los nietos. A no olvidar la nana de las ausencias.