viernes, 1 de junio de 2018

PERSONAS

EL DIARIO VASCO 1-6-2018


Estremecen los titulares de prensa y los noticiarios. Me estremecen, también, las opiniones ciudadanas que patean la calle, tan campantes. Veo que pululan por Europa sentimientos marcados de diferencia, utilizados para que impere la insolidaridad. Miedo a las libertades; el miedo a la libertad fluye, cada vez con más fuerza, en territorios europeos abonados por la amnesia.
Que miedo dan, pánico, aquellas gentes susceptibles de ostentar una responsabilidad pública que, incapaces de admitir diversidades, coloridos y matices, insensibles a las características sociológicas, negadoras de la diferencia entre el trabajador y el patrón, antes divisan a un español que a una persona ¿Es humano apreciar en el prójimo su condición nacional antes que su condición personal?
Otra forma idéntica de divisar sólo españoles, más común en nuestros dominios, es esa forma de verlos en todo lo que no es vasco, como si ser aragonés, murciano, manchego o lagarterano fueran circunstancias, sin derecho ni apelación, borradas y diluidas en lo español. Esa manera tan irritantemente identitaria es la que practican aquellos que sienten mermada su identidad por el vecino, nieto de sorianos, más proclives a identificarse con el pintor de Ekain o el vasco de cinco mil años que con su vecino de portal no nacionalista.
Me aterra pensar en un futuro en el que los nacionales, descendientes seculares de vascos desembarcados en Terranova, Freeport o La Habana, en el XIX, puedan ostentar la facultad de decidir sobre los problemas educativos, sanitarios, laborales o de cualquier otra índole, de las personas con marca de ciudadanos, todos vascos, claro, hasta que dispongan otra cosa.

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