viernes, 26 de octubre de 2018

UNIDADES DIDACTICAS

EL DIARIO VASCO 26-10-2018


                Una facción del ejército se rebeló contra un gobierno de legitimidad democrática, provocó una guerra sangrienta e instauraron una dictadura. La dictadura duró cuarenta años y persiguió y abolió todas las libertades, por ley y con violencia, sin respeto alguno a los derechos humanos, aquí y en Cabreros del Monte. Contra la dictadura, y so pretexto de defensa del pueblo vasco, nación y libertades, surgió una organización armada. Instaurada ya la democracia la organización, actuó contra esta, asesinando y extorsionando con violencia, hasta que cejó en sus métodos. El sistema democrático se defendió, pero no siempre sin caer en la perversión de métodos como la tortura y asesinato.
         Si no se está de acuerdo en esta base mínima para el guion de un relato de eso que nos ha dado en calificarlo como “algo que nunca debió haber sucedido” no hay unidad didáctica ni pieza pedagógica que valga. Y me da que es eso, que no estamos de acuerdo, que nos cuesta reconocer que la violencia a lo que se enfrentó es a la democracia, a pesar de la obligación ineludible de contar así la historia.
         El nazismo enterró en su seno más de un sentimiento y pensamiento que en origen no tenían porque no ser nobles. Eso ni justifica sus crímenes, ni convierte en indispensables la reparabilidad de sus sufrimientos. No podemos decir que Hitler no sufriera. Ni siquiera que Stalin no sufriera, y menos que su sufrimiento, ni las penurias de la clase obrera, justificaran o necesitaran los crímenes que perpetró.
         La democracia y las causas nobles son indispensables, y los crímenes son crímenes que no se deben justificar, ni por el texto ni por el contexto.
        

viernes, 19 de octubre de 2018

NO TODOS

EL DIARIO VASCO 19-10-2018


Ocurre con nuestros conceptos del sexo, de las ideas que hemos tenido, de nuestras teorías y, en resumen, de las miserias que en cada momento nos han hecho vivir. Nacidos en el mundo, nada lejano, de absoluta prohibición, represión, perversión demoníaca. Atravesamos un período en el que, en comparación, imperó el discurso de la más radical libertad sexual, con una exaltación y exhibición que parecían inculcar obligaciones por encima de las ganas y el deseo. Hoy, no es no, no es no y no es no. Bueno.
Ocurre con los libros. De ser la fuente de todos los embrujos, locuras, rebeliones condenables, insinuaciones prohibidas, o de conocimientos exclusivos, se pasó a conseguir que pasaran a ser el acceso más universal al conocimiento y la formación humanas. De ser un toque de elegancia, distinción y clase han pasado a ser nuestro instrumento más socorrido de ocio e instrucción ¡Viva el libro! ¡Vivan los libros!
Y en ello estamos, en la bondad el libro, en genérico. Un vistazo a los más leídos en nuestras bibliotecas provoca cierta angustia. Títulos deplorables ha habido siempre, pero esto puede resultar una invasión. ¿Será la hora de contestar al grito de viva el libro, que sí pero no todos? ¿De reflexionar sobre nuestras estructuras de lectura pública y su función?
Un folleto de una gran librería. Tiene veinticuatro páginas. Tendencias, autoayuda, empresa y coaching, salud, deporte y gastronomía, son las cabeceras de sus páginas. Una de ellas se titula lecturas, es la que nos presenta algo que puede ser encajable en la literatura y análogos ¡Vivan los libros! Pero no todos. Yo había entrado preguntando por lo último de Iban Zaldua en euskera. No soy más bobo por…

viernes, 12 de octubre de 2018

OTROS OJOS

EL DIARIO VASCO 12-10-2018


La irrupción mediática de la ultraderecha me aterra. Me aterra más que la propia irrupción política, pues esta ahí estaba y juraría que salvo que se la cebe y se la alimente, no guarda proporción alguna con los centímetros de tinta y metros de imágenes que ha acaparado. Ahi están. Ahí están y no les aplaudamos, ahí están y no dejemos de observarles, ahí están pero no les hagamos creer que nos despierten interés alguno. Consideremos el peligro mortal de una fiera y no el riesgo espectacular de un animal de circo.
La insolidaridad de un mundo sin impuestos, la tábula rasa de una educación desconsiderada con lo singular, la libertad sexual del más fuerte, la justicia social para los pudientes, la supresión de la libertad religiosa, una libertad de circulación equiparable al tráfico de esclavos, no aborto, no divorcio, no ayudas, no inmigrantes, no becas, no autonomías, no a la modernidad, no a la razón, no a la política. Aterra.
También aterran, y mucho, quienes piensan en ello como fenómeno exclusivo español, por tanto no vasco, y son, en su obstinación nacional, incapaces de ver la dimensión europea y mundial de esa ola que se nos agiganta día a día, EEUU, Italia, estados europeos varios, la inminencia brasileña.
Quiero secundar el llamado de Manuel Castells que considera que somos miles de personas en el mundo con la suficiente autoridad moral para exigir que en Brasil no se vote a quien ha podido decir a una diputada que “no merece ser violada por él”, que el problema de la dictadura no fuera la tortura sino que no matara en lugar de torturar. Tenemos que decir que no al racismo, a la xenofobia, a la misoginia y al sexismo, aunque no sean españolas, aunque haya vascos de por medio. Otra mirada, por favor.

viernes, 5 de octubre de 2018

ASOMBROS

EL DIARIO VASCO 5-10-2018


Las convulsiones sociales y políticas, por intensas y fuertes que sean, acaban amainando y muriendo. Algunas perduran en la historia y en el recuerdo, y otras laten, se supone, enterradas en el olvido. Uno se pone a echar un vistazo a las que recuerda, o a las que le hacen recordar, y entre las múltiples sensaciones que le embargan es de destacar la del asombro. Me horrorizo, se me revuelve la conciencia, las menos me colma de satisfacción, pero siempre flota el asombro. Me asombra la habilidad humana, la capacidad social, de poner distancia al tiempo, embellecer, y de qué manera, los recuerdos y ubicarnos en la historia.
Hoy es el día en que es bastante complicado topar en nuestra vida con gente que no oculte o maquille su descendencia de progenitores franquistas, falangistas o carlistas, de funcionarios del régimen y otras especies proscritas en nuestra corrección política. Todos somos hijos del apoliticismo o de la persecución política. Si hiciéramos estadística se podría concluir que casi nadie hizo la guerra con los que se alzaron contra la democracia, ni por supuesto simpatizó con el régimen.
En pocos lustros nadie de los que hable mostrará ni simpatía, ni relación, ni afección con la violencia política que ha, cruelmente, existido y nos ha tocado vivir.
Acabo de terminar la novela La desaparición de Mengele. Narra la vida prófuga del médico que fue seleccionador de víctimas en Auschwitz y realizó miles de experimentos mortales con todo tipo de prisioneros y prisioneras. Logró malmorir sin que ni el Mosad, ni aliado democrático alguno consiguiera dar con él. En una ocasión lo detuvieron en Argentina, con nombre y apellidos veraces, por un par de días, por prácticas abortivas.