viernes, 25 de agosto de 2017

ZER EZ DEBEKATU?

EL DIARIO VASCO 25-8-2017

         Xenpelarrenak, Txirritarenak, atso eta neska zaharrei buruzkoak, ama saltzen duten sehaska kantatakoak, edo edozein ezkontza hautsi eta desamodio, erlijiozkoa ez den kanta, literatura, bertso eta tradizio oro, debekagarri izateko puntu puntuan dago, arrazoiz agian, baina ezer gabe gelditzeko arriskuan. Gure alderdirik nagusienaren liderrak, bere gobernuko Emakundek gomendio ia debekuzkoak eman aurrexeagotik, gauzak “despacito, despacito... suavecito, suavecito” egiten zituztela zioen. Barkatu egin beharko diogu inkongruentzia, baina ez euskaraz, Iparragirrerenak “poliki, poliki / negar egingo luke nire amak baleki” dioela gogora ekarri gabe. Mendebaldeko gizarte tolerante honetan ezer ere toleratu behar ez dugula jartzen ari gara.
         Edozein ume mokok “kristoren ederra, handia, polita...” esaten erakutsi dugu azken urteotan, baina Kristorekikoak ez dira nonbait txantxetakoak, mairu herrietako kontuak dirudite. Gure polizia autonomikoa jarri zaigu umoreari eta moralari tamaina erabakitzen, ez nola hala gainera. Asmamen urriko umoreari jasangarritasun urriagoko aginte jarrerekin erantzun zaio. Malo. Okerreko bidetik goaz.
         Adi, baina! Kristautasunari, apezpikuei, euskaldunei, eta jende eta gauza zintzo orori, jaungoikoei noski, burla eta iseka egitea eragotzi eta zigortzen zaigun une berean, gure telebista erromeriazaleak, behin eta berriro, ziento bat aldiz berriro, erakusten dizkigu ondo jan, edan eta gobernatutako euskaldun musugorriak, eztarria eten beharrean, graziak lepoko zapiei, “bota dezagun demokrazia zerri askara” kantatzen. Ez dakienik edo ulertzen ez duenik balego ere, azpitiulu txukun  eta garbiak ezarriz. Zer dios edo kristogatik toleratu behar dugu halakorik?


viernes, 18 de agosto de 2017

A SU SER

18-9-2017 EL DIARIO VASCO


            Se me pierden en la memoria las primeras torrideces. Fueron fuertes. Acabaron entre rejas los huesos de mandatarios primerísimos del futbol. La cosa prometía. Es lo que tiene el verano, ni porque haya más luz y claridad se han de ver las cosas más claras. Ni es más estúpida la gente estúpida, ni las injusticias son más injustas, ni las sombras, ¡oh paradoja!, se despejan con más facilidad. No recuerdo si era por sanjuanes, cármenes o sanignacios, dichos todos ellos en plural incluso por los de habla castellana, pero sí que fue así.
            Luego vinieron esos enjambres de neoburgueses paternales acudiendo a corridas de territorio. Siguen, aunque menos, oliendo a viejo de Vuelta Abajo e irradiando una feroz bonhomía que nadie les agradece. No se sabe cómo se las arreglan para no acertar a disimular esa negra esquina, la esquina B, del billete de cien euros, esa que despierta la curiosidad de quienes, nominita va nominita viene, somos incapaces de atesorar un billete que supere los tristes máximos de los cajeros, cincuenta. Pueblan las crónicas de sociedad y suelen disfrutar de provisionales páginas de estío propias.

            Por las vírgenes de agosto una vergonzosa cumbre de proveedores y consumidores pone paz, qué pretensión, en el tema de los sabotajes al txutxú en plan Río Misterioso de Igeldo. No sé por qué se ríen cuando decimos vírgenes o sansabeastianes y no lo hacen por sanjuanes o cármenes. Las noches acortan, los anocheceres se enfrían, próximas las regatas, Donostiarra tanda de honor, cuarenta a cien, y el festival. Se acabó lo suntuario, vuelven, mal menor, el futbol, tarifa plana, y horror, los toros a la página de cultura. Circulan, cautas, las conciencias.

viernes, 11 de agosto de 2017

¡QUE NO!

EL DIARIO VASCO 11-8-2017


         Se pone fea la cosa. Ínclitos donostiarras suscriben que reconocen el influjo histórico del turismo en nuestra ciudad, aseguran que nunca alcanzó las cotas actuales de invasión. Hablan como si el Paseo de la Concha lo hubiera construido alguna deidad o hubiera asomado por generación espontánea; o como si varios de nuestros más señeros edificios no tuvieran que ver con fenómenos estivales. Cuentan de reuniones vecinales en las que los mayores describen la Plaza de la Constitución con una imprenta, una librería, la que algunos machacaron hasta que se fue, una carpintería, una zapatería, una carnicería, una tienda de cacahuetes, una pescadería, una oficina de seguros… olvidan, o no son tan mayores como yo, fruterías, ultramarinos, la tienda de arte, atacada a bombazos por la extrema derecha, y la plaza, la plaza que, no es que yo me enterara mucho por entonces, se utilizaba como aparcamiento de coches, con un señor mayor bajito que cobraba el ticket, entonces sin IVA.
         Hablan de ubicar en el núcleo de las políticas públicas al “vecino” y a la “vida”, llegando incluso, ante leyes injustas, a la acción directa y desobediencia civil. Gentes, de la calle, que no han conocido otro sueldo que el público, protestan contra quienes les critican desde sillones y despachos. Acusan a estos de pretender una involución en el proceso de convertir San Sebastián en Donostia y querer estrangular una dinámica favorable a una República Vasca de izquierdas imponiendo a la fuerza turistas y turismo, a más de diluir nuestra lengua y cultura.
            No, no puede ser el turismo la norma eje de nuestra ciudad. Se puede estar contra el turismo y tener razón. Pero, esto es otra cosa, es lo de siempre. ¡Y no!

viernes, 4 de agosto de 2017

¿NOSOTROS? ¡QUÉ VA!

EL DIARIO VASCO 4-8-2017

         Sí, el poema del portugués que se admiró de que todos los niños de Francia, ya desde su más tierna infancia, supieran hablar francés. O el del familiar argentino de mi amigo que en visita a París no pudo ocultar su extrañeza: ¡Che, cuanto turista negro hay en París! Tantos, tantos, que millones de ciudadanos franceses ya no saben cantar La Marsellesa. Puede que sea pérdida.
         No olvido, no, cómo de tus primeros viajes me trajiste aquel pequeño ejemplar del Diccionario de Tópicos de Flaubert y otro del Quijote en lengua francesa. Solías ser un sinfín en cuanto te ponías a hablar del urbanismo, la cultura y la vida francesas, las parisinas más en concreto. Te imaginaba en una salida de misa en Notre Dame, como uno más, como si fueras de allá, incluso judío. Yo fui años más tarde siguiendo tu pista. Tu habías elevado ya el vuelo a territorios anglófonos, guardo los ejemplares de James y Faulkner. Hoy, ya no te sigo, sabes, el pánico a volar, pero sé de tus andanzas en parajes acogedores, postcomunistas, asiáticos, africanos. Me cuesta confundirte con los nativos e indígenas, pero no te imagino ni guiri, ni turista.

Esa labor de concienciación para con las realidades que, sucesivamente, visitas, esa difusión de sus culturas y mentalidades que nos proporcionas. Tú no eres un turista ¡Qué va! Por eso te entiendo cuando criticas la turistización de nuestros pueblos y ciudades, ¡con qué precisión distingues a los visitantes, a los turistas y otro tipo de viajeros observadores! Admiro el esmero de tu discurso. Pero ¿qué es un turista? ¿y si descubriéramos que todo es un engaño? ¿Que no son turistas? ¿Que son miembros activos de ONGs solidarias con nosotros? Acabarán siéndolo. Todos.