viernes, 19 de abril de 2013

PATRIMONIOS

EL DIARIO VASCO 19-4-2013


            Alderdi Eder, miro al cielo,  prorrumpe a mi vista la cima del Hotel de Londres y extraño el silencio. Razones habrá. Hojeo estos papeles y me salta, recurrente, el edificio del cine Bellas Artes (esto sí es un nombre). Hacemos de la necesidad, aun de la más relativa, virtud y no conseguimos que la virtud, ni la más mínima, sea necesidad. No hay tanto silencio, vuelve a haber cierto debate sobre cuestiones patrimoniales y visión colectiva de la ciudad.

Tiendo a pensar que en la materia tengo la conciencia limpia aunque en alguna me haya podido rozar el delito. Aprendí mucho. Entre otras cosas creo que tengo cierto criterio para distinguir entre quienes, sensibles a la historia y al pasado preservable, hacen defensa del patrimonio y entre quienes hacen defensa del patrimonio en función de la opción política a la que pretenden atacar y erosionar. En medio están siempre los grandes alardes de ignorancia y la dificultad, cuando no imposibilidad, de armonizar la vida cotidiana con la reserva patrimonial, que tampoco es cuestión de que esta se nos adueñe de nuestras vidas.

Decían estas hojas que lo único que se respeta son iglesias y ermitas, que el patrimonio civil, y menos el privado, no se preserva. Llevamos años encubriendo la financiación, de recintos casi exclusivamente eclesiásticos, falazmente considerados abiertos a todos, con la excusa de la custodia y difusión del patrimonio  y distorsionando hasta la total insensibilidad la idea de patrimonio cultural, que nunca será de todos hasta que no sea del todo civil, la idea, no el bien protegido.

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