domingo, 27 de mayo de 2012

SIN ERRORES, NO


DV 25-5-2012
Los tiempos cuyo objetivo era sobrevivir empiezan a quedársenos lejanos y hoy vivimos tiempos de ánimo de perdurar en la historia. Hemos salido vivos y lo queremos contar, y se descubre que contar no es actividad inocua ni inocente. Nos preocupa quien lo haga y a quien.
         Casi todos coinciden en querer contárselo al futuro, hijos, nietos y generaciones venideras depositarias de la historia, loable empeño de oferta de veracidad al porvenir. Aunque, todo hay que decirlo, en el porvenir, si el tema interesa no faltará quien desenmascare la mentira e indague hasta dar con la verdad, contemos nosotros lo que contemos. No sé yo si es que no sería más útil y provechoso que nos dejemos de chanfainas, futuros y posteridades y nos lo contáramos a nosotros mismos pero con honradez. Es de reconocer que el empeño entraña dificultad pues, siempre siempre, es a nosotros mismos a quienes primero nos engañamos. En el fondo lo que queremos es no quedar fuera del relato y, menos, salir mal parados en él. Toda la pelea se reduce a eso, a decir que fuimos, a decir que no fuimos lo que parece y sí que fuimos los mejores.
         Sí que me preocupa el relato y quien lo haga, sí y mucho. Sí que me preocupa no salir mal parado. Pero preocuparnos, preocuparnos de verdad, nos debería preocupar esa gente que al contar  las cosas no recuerda ninguna equivocación suya en la memoria y cuenta cómo siempre y en todo momento estuvo donde debía y con quien debía. Sospechemos de todos quienes pretenden contarnos lo sucedido sin que previamente reconozcan errores, y abundantes, en su trayectoria vital.

viernes, 18 de mayo de 2012

JACULATORIAS


EL DIARIO VASCO 18-05-2012
            Es como si el día a día fuera una continua letanía entre gente de fe extensa. Mucha jaculatoria, que de tanto oírlas, verlas o leerlas, da la impresión  de que se olvidan la bondad de la intención y la intención misma que las inspiró.
         Mi tía, -era su sobrino preferido-, me obligaba de tiempo en tiempo a un trabajo mecanográfico que ella recogía con ganas y, tras plastificarlo debidamente, repartía entre fieles e infieles para que les sirviera como un detente bala ante incendios, robos, atracos y otros percances no deseados y más propios de una compañía de seguros o de la policía que de una plegaria a los cielos. Lo que yo mecanografiaba en serie era una oración que se titulaba Oración al Sagrado Corazón y comenzaba rezando Virgen Santísima. El efecto era el mismo, ante mi falta de aprobación, invariablemente me beneficiaba escondiendo entre los libros de mi biblioteca una unidad de las mecanografiadas. Pasó sin conciencia de las capacidades de un ordenador personal.
         Algo similar me sucede con los personajes y responsables públicos. Tengo la sensación de que les da lo mismo comenzar una oración a la Virgen invocando al Sagrado Corazón, y viceversa, con tal de que aparente ser oración o no pararse a pensar demasiado en lo que se dice. Entre los ejemplos me viene la imagen de mucha gente retratándose con el lema “la cultura nos hace más libres” o la referencia a un plan gubernamental que contempla el hábito de leer como una “herramienta para crear empleo”.
         Sin explicaciones son solo jaculatorias, y la insondabilidad de la crisis alcanza hasta a la fe.

viernes, 11 de mayo de 2012

2016 BILBAOS

EL DIARIO VASCO 11 de mayo 2012

Creo no incurrir en traición ni delito condenable confesando que estos días miro con envidia a Bilbao. La miro por el futbol, cosa que me importa bien poquito pero que nos afecta mucho. Se han embarcado todas las especies bilbaínas, cual parejas en la de Noé, en el empeño de una final europea (y otra española) con energía, ilusión, entrega y alegría desbordantes, haciéndonos sentir que iban a poseer la felicidad completa. A lo mejor no es así, pero han transformado Bilbao y gran parte del País Vasco en una especie de orgia rojiblanca cuyo final, de consumarse con una victoria en Bucarest nos hubiera acarreado consecuencias imprevisibles. Los hemos visto pasados, sobrados, excesivos, pero en estas cosas lo que en el vecino es defecto lo convertimos en virtud en cuanto nos incumbe a nosotros. Comprobaremos este extremo en la próxima final europea de la Real. El futbol dejaría de serlo, aquí y allá, sin esos excesos, a los cuales conviene mirarlos con cierta displicencia para evitar que nos reconcomamos a perpetuidad.
            Hay otra ciudad que yo conozco, junto con el país que también conozco, que ha llegado a la final europea de la competición cultural (otro exceso) en 2016, con una repercusión social y económica mayor que una competición deportiva y con cuatro o cinco años de disfrute anticipado. Pero no hay manera. Deambula, suspicaz y errática, por el ánimo de todos nosotros, desarraigada, sin goras, ni vivas, ni beti zuekin, como si favoreciéramos a alguien que no queremos. ¡Hala! ¡A romper olas! O la tomamos en serio o le quitamos la cláusula antiathletic y la traspasamos, aunque se pasen.

viernes, 4 de mayo de 2012

TWIT TWIT


EL DIARIO VASCO 2012-05-04
            La viñeta representaba el cementerio desierto en un entierro con solo dos allegados. Estos, extrañados, comentaban como era posible esa desolación siendo que el finado contaba con un par de miles de amigos, o más, en facebook. Coincidía en el tiempo una crónica de un pleno donostiarra cuyo cronista -¿se sigue llamando así o ha cambiado?- afirmaba que la red social twiter había eclipsado el debate en alto. Seguía la crónica con que las redes sociales fueron el escenario de debate más intenso y se utilizaron para aclarar algunos puntos, quizás confusos, y para afectuosos intercambios de opiniones entre concejales que en público sienten la obligación de aparentar peor relación.
            No cabe ya duda de la importancia e imprescindibilidad de las redes sociales. Toda persona en actividad política o pública tiene que echar raíces en esas redes y utilizarlas para tomar el pulso a su contexto y difundir su opinión y posición. Con esa intención supongo que lo harán nuestros próceres donostiarras y de otros ámbitos. Como ciudadanos nos cabe el orgullo de que nuestros rectores están a lo ultimísimo de las nuevas tecnologías  y en actitud de relación con la ciudadanía. Pero también les deberíamos avisar de que esas autopistas valen lo mismo para la comunicación urgente y fulminante que para que la frivolidad y los juicios ligeros circulen a tumba abierta, por lo que sería deseable y conveniente que su currículo o actividad política no se limitara a las redes, ni estas fueran el único contacto con la realidad, a no ser que se quieran exponer a la soledad.