sábado, 29 de septiembre de 2012

ZABORRAS

EL DIARIO VASCO 28-9-2012

            Algún día podremos evaluar con serenidad los perjuicios que han causado al euskera aquellos que han pretendido defenderlo y difundirlo a balazo y bombazo limpio. No sé si las trizas de lengua que veo que me inundan son consecuencia exclusiva de ello, pero hoy por hoy la diferencia de efectos comunicativos de nuestros dos idiomas me parece un hecho personalmente constatable y lamentable. Quieren decir lo mismo pero  no capto la misma intensidad significativa a Zu izango zara erraustuko dugun 1. zaborra y a su traducción Tu serás la primera basura que incineraremos. El primero de los mensajes me ofrece más credibilidad, me sobran motivos, y me resulta mucho más temible obviando que las dos frases resultan igual de repugnantes.

         Evaluaremos algún día las fluctuaciones del lenguaje en nuestra sociedad, sus dominios, sus cautividades, con rigor, serenidad y libertad, y quizás concluyamos que la lucha por el lenguaje, igual que la diferencia, será eterna y que las guerras de lenguas mejor que sean otra cosa que no guerra.

         Digo estas cosas al hilo de una pancarta en uno de nuestros pueblos y de la presencia de comités de bienvenida, al uso en los viejos tiempos, en un relevo de responsables políticos, todo en el ámbito de las zaborras. Los malos años nos enseñaron a entender lenguajes pretendidamente figurados. Hieren, duelen y acongojan. Con un plus de valentía que no debería ser exigible, podemos decir que los nuevos tiempos políticos no lo serán sin nuevos lenguajes y sin que consigamos ser radicalmente intolerantes con la intolerancia.

domingo, 23 de septiembre de 2012

APENADO

EL DIARIO VASCO 21-9-2012

         Morir es un acto vulgar, muere cualquiera sin otro mérito que el haber vivido. Es un acto original porque solo morimos una vez en la vida. Ha muerto Santiago Carrillo, la cúspide más accesible de nuestro comunismo. Ha muerto y queda reducido a memoria, parcelable, divisible e incluso, ¡que pena!, facturable. No me asombra la aceptación incondicional y prácticamente unánime de su figura, ni destaco los progresos, nunca suficientes, que como sociedad y como personas hemos hecho en la aceptación de lo diferente y de lo desconocido. La vida de Carrillo o su muerte, y memoria, son un buen indicio de ello. Nacidos y crecidos en tiempos en que la excusa de defenderse del comunismo servía de coartada a todas las atrocidades, nos hicimos mayores de edad rodeados de unas literaturas patrias que parecían más empeñadas en el combate contra ese comunismo que contra la propia dictadura.

         De ser lícito robar libros en Lagun a ser reconocido y premiado por la Fundación Sabino Arana, tenemos todo un largo recorrido personal paralelo a su vida. Recordamos lo que nos conviene y puede servir a nuestros intereses, y el recuerdo es injusto y no es pleno. Era  Carrillo, con manchones evidentes, entero e indivisible. Hago mío a aquel que en su día más denostamos, el que contribuyó a aquella tan imperfecta transición, hoy fuente de todos los males que nos acucian, olvidando que salimos de la dictadura  con vida, y dignidad, de puro milagro gracias, sobre todo, a quienes les olvidamos o reprochamos lo sustancial y les recordamos lo superficial y contra quienes les lloran

viernes, 14 de septiembre de 2012

OLIMPISMOS

EL DIARIO VASCO 14-9-2012
           Si el olimpismo no se basara en la élite competitiva, contrariamente a su filantrópico y amateur espíritu, carecería de interés en el profesionalizado mundo de hoy. Hemos pasado página al último hito de este año olímpico. Han sido unos juegos espectaculares y unos juegos paralímpicos con la mayor proyección, mediática y social, por fin, de la historia. Estamos en condiciones de afirmar de nosotros mismos que somos buenos y justos, paternalmente buenos y justos. Hemos conseguido señalar a minusválidos de mérito, grandes competidores, y reconocer su superioridad. Hemos “tolerado” que Pistorius logre materializar el derecho a correr en igualdad amputadas y con prótesis, y hemos visto como la mayor de las normalidades que este proteste al ser vencido en los 200 metros paralímpicos por un atleta brasileño que a su entender llevaba unos artilugios más largos que lo permitido. Olimpismo puro, filantropía desbordante, a cual más.
            Olimpismo fue también la acogida que prestamos en los Juegos de Pekin 2008 a la atleta somalí Sama Yusuf, invitada humanitaria de la organización, que corrió los 200 metros más lentos de la historia de los juegos. Éramos buenos y olimpistas, aplaudimos a rabiar, fue nuestra contribución al pago de la atleta. Nos abrió los ojos, mucho, y nos acordamos de ella, no tanto como para echarla de menos en los juegos de este año, a los que no acudió por la sencilla razón de que unos meses antes murió en una patera entre Libia e Italia. La mejor gente lo supimos días después de acabar los juegos, el resto ni se ha enterado.

viernes, 7 de septiembre de 2012

TORRES DAVÍDICAS

EL DIARIO VASCO 7-9-2012

            Es escandalosa la poca o nula alarma social que provoca la financiación pública, y parapública, del nuevo estadio del Athletic. Es increíble que representantes de los ciudadanos, capaces de encararse públicamente a un futbolista por la inmoralidad de pedir más y más salario, y sus antagonistas, al unísono, incapaces todos ellos de mantener un digno mínimo criterio común en materia fiscal, promuevan este tipo de operaciones.
            No voy a extenderme en la comparativa con la austeridad en programas sociales y culturales o en lo humillante que resulta ser ciudadano de un país y un territorio incapaces de abrir Chillida Leku, pero sí que insisto en la agresión ciudadana que suponen las decisiones institucionales que promueven una injusticia para compensar otra, o una desigualdad para lo mismo. Quiero decir que la hipotética descompensación territorial que pudiera suponer San Mames Barria (con “a” para más inri) no se debiera equilibrar con ninguna operación de dudoso carácter social aunque esta favoreciera a la Real de nuestros sentimientos.
            Ni tengo, ni he tenido, mayor conocimiento de la operación de supresión del aro olímpico de Anoeta, -nunca me veréis ya correr los 110 vallas, desisto- para poner un calificativo más alarmante que el de dudoso. Pero nadie me ha dado una razón para evitar pensar que lo que se hará no ha de ser otra que generar otro activo tóxico, una propiedad de banco malo o uno de los últimos vestigios de la insuficientemente repudiada economía del ladrillo, y por unanimidad. Torres más grandes…