viernes, 30 de marzo de 2018

EL BESO

EL DIARIO VASCO 30-3-2018


       El padre rector personalmente, un elorriano salido e iracundo, se ocupaba de cortar la película con su toque de silbato de plata. Se habían besado en pantalla y los navarros de la ribera, gente con cultura cinematográfica, estallaban en un bramido salvaje. No volvíamos a ver un beso en meses o en años. Yo, niño cándidamente religioso, era capaz de intuir lo lascivo de la convención y desconocía aún los impulsos de la naturaleza, con lo cual todo lo libidinoso, o susceptible de serlo, cobraba una dimensión de malignidad muy pecaminosa.
       Siempre he defendido que ese besar pautado y peliculero es una convención moderna e importada en nuestra primaria cultura vasco-castellana, más dada al canto a la virgen y lo seráfico que a manifestar refinamientos amorosos. José de Arteche, hombre con una vida y obra de extraordinaria sobrecarga religiosa, escribió, o contó, que jamás recibió un beso de su indiscutiblemente amorosa madre. Siempre se lo entendí, porque conocí a mucha familia de ese estilo y en mi casa ocurría, para mi desagrado, que me besaban mucho, cosa que parecía infantilizarme e, incluso, feminizarme.
      La vuelta a casa por vacaciones y en víspera de festivo solía ser una tortura para mí. A la entrada de misa mis primas, y alguna más que se colaba, con todo el pueblo como testigo, me besaban una detrás de otra ¡Qué vergüenza! Para sí hubiera querido la intensidad de mi rubor el rojo de la bandera soviética en sus días de gala.
      Luego supimos de más besos, literarios y reales, convencionales e impulsivos, corteses y placenteros, políticos y épicos. Pero el beso que más me impresiona, el más convencional, quizás también impulsivo, quién los sabe, es el de Judas. Ese beso es el principal desencadenante de ese fenómeno que llena playas, hoteles, bares y pisos de modernos peregrinos camino al paraíso, con la incierta amenaza de ser financiado por hosteleros. Debiera ser el último cartel turístico, anterior a la reivindicación de procesionar romanas en las católicas Segura, Azkoitia u Hondarribia. Casi a media asta.





viernes, 23 de marzo de 2018

DOS LIBROS

EL DIARIO VASCO 23-3-2018

 
          A nada que no fuera un devocionario podía asignársele el nombre de libro en la casa familiar. Forzando el recuerdo sí que veo ejemplares del método de Corte París de la Academia Agueda Otegui y un librito de modelos de cartas usados por madre. Sin embargo, la fe que mis padres depositaron en los libros era ciega, me pagaban sin chistar todos aquellos que, argumentando razón de estudios, solía comprar.
JM decidió, una vez más, que no iba a comprar aquella lectura académica exigida, iba a robarlo. Iríamos en talde a Lagun, nosotros le cubriríamos y él haría el resto. Era lícito, era legítimo, era justo. Era obligación militante robar en y a Lagun. Es que no eran abertzales, eran comunistas. Aquellas estanterías fueron mudos testigos de nuestra, desviadora de atención, zambullida intelectual. Entre tanto JM atiborró los fondos de su tabardo, hasta el cuello de la camisa, con el libro que necesitaba más todos los que le cupieron.
        - ¡Ignacio! ¡Deja ya de chascarrillear y estate al loro ¡coño!
        Ya fuera, JM repartió el botín. A mí me cayó Marx, Engels y los poetas, de un tal Demetz. A los días, en un control, el número de la guardia civil, ante mi escudriñada bolsa, insinuó alguna objeción, pero - ¡sigan! - no se atrevió con mi nada convincente argumento de legalidad.Treinta años después compré Recordando la guerra. Diario de viaje de un refugiado español de Toribio Echevarria. Lo rescaté de entre las piedras y cristales rotos del escaparate, manchado de pintura roja, de un rojo que avejenta como suele la sangre derramada en el suelo.
Cuarenta después, dicen que el turismo ha desfigurado el paisaje de la Parte Vieja, que falta una librería. Sigan

viernes, 16 de marzo de 2018

AHOZ JATOR

EL DIARIO VASCO 16-3-2018


Zausk eginda uzten ninduten hizketok gero eta sarriago entzun zitezkeen, ikuskizunari harik eta emozio handiagoa eransten. Kauenka eta dioska, urtetako errosarioak aski ez balira bezala, joaten zen saioa, publizitaterako tarteak salbu. Ez nuen ulertzen nola, hain izu eta ikara gutxirekin, onartzen zen hura. Edukazioaren nolakotasuna asko aldatu eta moldatu da gaurkotasunera.
       Donostiako zinegotzi lanetan fortunatu zitzaidan gauzak zuzentzeko erdi aukera. Estropadetan, hala arautua, lauko txanda bakoitzetik zozketaz izendatutako bi txalupak kamera eta mikrofonoa eraman behar izaten zituzten. Hartara, errealizadoreak nahi eran traineru horietako irudiak eta hotsak ikusi eta entzun daitezke telebistatik. Orohar lotsagarri bezain laidogarri irizten nien patroiek erabiltzen zuten aho aldeari, futbol partiduetako futbolarien  listu botatze eta tu egite narrats eta etengabeak baino ere areago. Eragotzi egin nahi izan nuen gisa horretako hitz erreketa, telebistaren erresistentzia osoz. Besterik ezean traineruek, bere taldetasuna isilean gordeaz, mikrofonoari behintzat ezetz esateko aukera ezarri nuen. Inork ez zion ukorik egin, guztiek hor jarraitu zuten biraoka eta maldizioka  lehiaketari emozio baldar hori gehituz.
      Ahaztua neukan kontua, futbolisten listua ez bezala, eta bi astetan jarraian tokatu zait Gailurra Xtreme izeneko programa ikustea. Euskaraz Diosss, kauendiosss, ossstia, kaben puta, ... beste letaniarik ez ote zuten iruditu zitzaidan, lotsagarrikeria publiko bezain trauskila. Gutxienez emakumeek horrelako hizkerarik ez erabiltzeak lasaitu ninduen baina, hurrengo astera arte, gorri ugarienak zegoen emakume bakarrak bota zituen arte. Ahozkotasuna lantzen, zer jator!

  

viernes, 9 de marzo de 2018

NO COLAMOS

EL DIARIO VASCO 9-3-2018
No sabía yo a qué modalidad de huelga apuntarme para que nadie cuestionara la honradez de mi postura, ni pensaran que con ello me librara de reconocer y pretendiera perpetuar esas prácticas viciadas y perennes de hombre consentido y macho civilizado. No sabía a quién gritar y pedir ayuda urgente para que no me fundieran en esa masa masculina enemiga convicta y declarada de los feminismos e igualdades entre personas, esa mayoría de la humanidad que considera que no se debe de ceder a las sensiblerías, ni a rollos progres ni buenistas. Me hicieron pasar el día descolocado.
Reconozco que mi culpa, mi responsabilidad, va más allá del hecho de ser varón. Pido a quienes me la simplifican, a quienes me la reducen únicamente a ello, que se molesten algo, que hagan un esfuerzo en sembrar las culpas, las responsabilidades, de matices. Que no me admitan ni acepten sin condiciones, sin exigencias, pero que estas ni oculten ni impidan la voluntad de aceptarme. Debo y quiero regenerarme. Lo intentaré hacer sin ayuda, pero, me temo, será más difícil. Que no sea imposible, por favor.
Mejor resultado no se podía esperar. Hasta el obispo de San Sebastíán se ha visto obligado a soltar la metáfora - signo de la agonía intelectual de una institución que dilapida el legado del Evangelio, a decir de Antonio Elorza - tan femenina del autogol y, de paso, al siempre maligno, pero simpático, demonio. Menos credibilidad me merecen los airados mandatarios que irrumpen unánimemente, con perogrulladas en tono épico, replicando lo que debieran ignorar, como si la iglesia tuviera escaño parlamentario o, incluso, como si esta hubiera sido, alguna vez, más feminista. No cuela.


viernes, 2 de marzo de 2018

CENSORES

EL DIARIO VASCO 2-3-2018

Cada vez resulta más difícil vivir sin molestar a nadie. Se está volviendo imposible vivir sin que le molesten a uno. Nos perturban, nos ofenden, nos incomodan. Tienen derecho a ello, claro que lo tienen. ¿Pero qué nos creíamos? El aspecto más cómodo de la libertad es su reivindicación. ¡Que bonito es reclamarla! Cómo reconforta jalearla, cuánto cuesta conquistarla. Pero, a su vez, qué difícil es vivirla, practicarla con coherencia, disfrutarla, gozarla y… y respetarla ¡Respetarla! Es fácil caer en la tentación de mermar nuestra libertad, la libertad de otros, el derecho a la libertad, en favor de objetivos coyunturalmente considerados más urgentes, más básicos. Es fácil, tan fácil como letal, recortar la libertad, adornarla, maquillarla, supeditarla. Pocos podrán decir que nunca han sucumbido a ella.
Abolida la censura, pensamos alegremente que jamás volvería a nuestras vidas, que era una cuestión del subdesarrollo político, de gente inferior a nosotros que se dejaba someter por ella. Habíamos olvidado que los censores siempre tuvieron una coartada fácilmente confundible con la dignidad y la nobleza, que tuvieron objetivos incluso deseables. Olvidamos demasiadas cosas.
Hoy, cuando más herramientas tenemos para actuar con libertad, incluso para actuar contra ella, hoy, que más que nunca necesitamos apuntalarla, hoy empiezan a ser frecuentes, actos contra nuestra libertad, actos de censura… libros, obras de arte, artistas. Esa censura es abyecta y esa libertad es indispensable para cuando estemos obligados a decir que la basura artística abunda, igual que la farsa cultural, igual que la vileza oportunista y otras perfidias.