Como la estupidez es muy mediática
suelen tener peligrosa fortuna las cretineces. Una de las últimas es aquella
que ha hecho saber que la ciudad de Eibar ocupa el quinto puesto en la
clasificación de las ciudades más feas de España. Desconozco la competencia del
jurado en la materia, pero, sin que sea preciso enfatizar el acierto o
desacierto del dictamen, no le supongo ecuanimidad por aquello del ataque de
risa.
Por muy asumidas que estén algunas fealdades no entiendo por qué tiene que haber gente especializada y profesionalizada en señalarlas. En Eibar habrá sentado de horror la noticia, en todos los sitios hay gente sin humor, y la habrá que le ha hecho gracia y ha seguido su vida. Lo de apelar a virtudes o defectos colectivos es un deporte muy peligroso, y generalmente mentiroso. Imagino la fabricación de una inocentada con la posición de Azpeitia en las listas de ciudadanía más arrogantes de Euskadi, la de Azkoitia como la más católica del occidente europeo o la de Urrestilla como la más… eso. Estaría montada.
Por muy asumidas que estén algunas fealdades no entiendo por qué tiene que haber gente especializada y profesionalizada en señalarlas. En Eibar habrá sentado de horror la noticia, en todos los sitios hay gente sin humor, y la habrá que le ha hecho gracia y ha seguido su vida. Lo de apelar a virtudes o defectos colectivos es un deporte muy peligroso, y generalmente mentiroso. Imagino la fabricación de una inocentada con la posición de Azpeitia en las listas de ciudadanía más arrogantes de Euskadi, la de Azkoitia como la más católica del occidente europeo o la de Urrestilla como la más… eso. Estaría montada.
No seré yo quien diga que Eibar no se
merezca ese honor, ni quien niegue que sea bonita. De hecho, sé de eibartarras
que viviendo veinticinco días al mes en San San Sebastián están convencidos de
que viven en Eibar y así lo manifiestan ¿no va ser bonita? Además de todo lo
que en nuestro imaginario llegó a significar: emprendizaje, por supuesto, pero
libertad, república, socialismo, baile al agarrado, laicidad, humor, vocación
de ciudad. Sin duda que tiene innegables méritos para figurar en una relación
de fealdades pero, ni por asomo, la veo en una lista de ciudades antipáticas. Y
eso, sí que es de mucho mérito. Ni por inocentada.