viernes, 26 de abril de 2013

PITIMINÍES NO

EL DIARIO VASCO 26-4-2013


            Yo soy de Montanier. Diría que casi antes, pero dejémoslo en que desde que es entrenador de la Real. Soy de Montanier porque el personaje aparece discreto y modosito y da la impresión de que no tenga inclinaciones a meterse en berenjenales que no sean  su cargo y oficio. Soy de Montaner porque para los que nos sentimos humillados, invadidos y ocupados por el futbol es una gran ventaja que el entrenador local tenga un dominio lingüístico inteligentemente limitado en los idiomas del lugar. Soy partidario de él porque me parece un eslabón que no desentona en esa cadena de entrenadores sin carisma mediático pero con cordura que la Real ha tenido a lo largo de la historia a mi alcance. Y soy de Montanier porque todos los enterados, a una, le querían echar hasta ayer mismo y se ha demostrado que los que no sabemos de futbol podemos ser la opinión más cualificada. Y no dejaré de ser de Montanier mientras siga apareciendo en público con las vestimentas e indumentarias que habitualmente luce.

            Me irrita, tremendamente, ese modelo de coach que abunda en los últimos tiempos, confundiendo la banda con una pasarela de moda. Esa gomina que en política derechiza y en fútbol, por lo visto, erotiza. Esas figuras pitiminíes, a no confundir con la elegancia y el aseo, esas figuras perfectamente armónicas que se histerizan ante el arbitro y que disimulan el natural macarra de algunos de ellos. Esos que hacen que el gol sea metrosexual, que como elogio imprescindible de la imperfección hacen que celebremos el autogol. Cuartos, y no somos campeones porque la liga es corta.

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