viernes, 17 de abril de 2015

Y EN EL PROGRESO

EL DIARIO VASCO 17-4-2015

            Volaba el dron sin conciencia del alborozo ni del alboroto que provocaba en la chavalería. Nunca había visto uno tan cerca de mí; quizás en algún espacio comercial. Seguí sus trazos aéreos embobado, con placentera curiosidad. Me sorprendía verlo caer en perpendicular, hasta casi tocar suelo, y remontar el vuelo con ímpetu rapaz. En una de sus perpendiculares tocó tierra, por milímetros no cayo en manos de la más vivaracha; un niño, viendo que se alejaba de sus manos, lanzó un balón que resultó definitivo, dron a tierra. Repuesto de la caída volvió a coger altura y sobrevolar, burlón, por encima de quienes allí estábamos. Mi curiosidad pasó a ocuparse también de lo que no era vuelo. Empecé a zozobrar, creo que le vi algo que parecía una cámara. Los niños dijeron que estaba sacando fotos. No quise romper la placidez del ambiente, alguien habló con contundencia. No quise amontonarme con quienes aborrecen sistemáticamente la modernidad y el progreso, pero la zozobra, según seguí pensando, llegó al pánico. Someten nuestra intimidad.
         En Carolina del Sur un teléfono móvil ha filmado a un policía que mataba a tiros a un hombre negro que, corriendo, huía de él. Porque había por allí un móvil, y sangre fría para filmar, se ha conseguido una versión de los hechos probablemente más veraz que la que el agente del orden hubiera proporcionado. Menos mal. Es uno de esos detalles que hace a uno perder el temor al progreso, siempre que en el progreso el ejercicio de toda autoridad se haga con renuncia expresa a la intimidad y expuesto a una filmación continua, aunque los tiempos circulan hoy en dirección contraria


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