viernes, 11 de diciembre de 2015

TENSIONES

EL DIARIO VASCO 11-12-2015





         Con las palabras, pues eso, se puede decir lo mismo una verdad como un templo que una mentira como una catedral. Ocurría en Gipuzkoa en los años sesenta. Todo lo que hasta entonces era “erreuma siático” se convertía en “hernia al disco”, operación e “inutilidad”, gracias al curso que un ilustre cirujano nuestro realizó en Norteamérica. Así que, me decía un novelado siquiatra, por esos años la tasa de hernias discales de Gipuzkoa era superior al conjunto del Mercado Común. Un problema de lenguaje. Recuerdo que por entonces oír la frase “tener tensión” era similar a “tener tifus” u otra cosa de nombre técnico, tener era la cuestión. La enfermedad era la tensión, no la hipertensión o hipotensión. Menudo susto se llevó mi tío, que no era ni académico ni bilingüe, cuando se lo oyó al médico. “Que tengo tentsióóón?” fue su agónica pregunta.

         Acumulando años y relativizando el lenguaje, las verdades y las mentiras, vislumbro que la vida a nuestra edad está en un tris de transformarse en tránsito por una zona repleta de bazares. En ellos asoman personas al acecho de posibles clientes, profesionales médicos, ávidos de enfermos y enfermedades, que nos introducen a cada uno de nosotros en sus chiringos. Así, de chiringo en chiringo llegaremos a nuestro, no tan ansiado y probablemente poco glorioso, final. Ante la nada halagüeña perspectiva me pregunto si no será, todo, un problema de lenguaje. Barajo probar la suerte falsificando la analítica que he de enseñar en casa por si, lo del lenguaje, tuviera efecto rejuvenecedor. Pero es que yo suspendía, pero a la vista, sin ocultarlo. Ni por esas ¡Honrado hasta en los pencos!

        

No hay comentarios:

Publicar un comentario