viernes, 15 de enero de 2016

EN GARMENDIPE

EL DIARIO VASCO 15-1-2016

            De chaval también fui socio del Lagun Onak de Azpeitia. Durante el partido no hacíamos más que molestar y picarle al defensa derecho, trompeta de la banda y recién difunto. Acabó perdonándonos y tratándonos con cariño. Sí que añoro su música. En nuestras infantiles presencias en Garmendipe el ritual de final de partido era el de acercarnos a los ventanucos del vestuario, entonces caseta, e intentar ver a los admirados jugadores duchándose en pelota picada mientras bramaban y berreaban como becerros en celo. Intuíamos que los cuerpos desnudos portaban algo que todavía no estaba al alcance de nuestro buen entender. Quizás alguien nos reprimía por este hecho, pero sin que la reprimenda fuera excesivamente seria.
         Ha sido noticia, bastante comentada, el que alguien, se intuye que más tecnológico que aquellos chavales, ha practicado agujeros en los vestuarios de ese estadio. Las prisas en las reacciones obligaron a pensar que las perforaciones, antiquísima práctica, se han realizado en los vestuarios femeninos, cuando al parecer esos vestuarios son utilizados por todos los sexos. Instituciones, asociaciones, colectivos… han exhibido su indignación e inflexible corrección política con comunicados, posicionamientos públicos y solidaridad con las jugadoras.

         Desconozco el mecanismo que nos impide formular la hipótesis de que el perforador fuera un ser masculino con intenciones de violentar e invadir otros cuerpos masculinos y el nivel de escándalo que ésta hubiera acarreado en una sociedad que se tiene cada vez por menos machista o que es, de pura correcta, de moral cada vez más asexuada. Mírenselo bien. Observen.

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