viernes, 10 de noviembre de 2017

INSENSIBILIDAD

EL DIARIO VASCO 10-11-2017


Hemos leído que nuestra diputación estaba incrementando el número de plazas y recursos económicos destinados a las acogidas en servicios sociales. Me suelen alegrar todas estas mejoras, con una alegría directamente proporcional al tramo entre la información y la propaganda, pero alegría, alegría necesaria.
Se nos ha informado de que tres residencias de gestión municipal van a pasar directamente a gestión foral. En adelante dependerán más directamente de la mítica copiosidad económica foral, sin los condicionantes de las penurias municipales. Tampoco tengo motivo alguno para que no me parezca una mejoría más de nuestros servicios y su calidad. Tomémosla, pues, como una buena y deseable noticia.
Una de esas tres residencias tiene el patético nombre de Atsobakar, un topónimo heredado por encontrarse situada en terrenos del caserío que llevaba ese nombre. Llamar de esa manera a una residencia donde, supongo, se acogen mayormente ancianas y ancianos es una bajeza cívica, una insensibilidad con base en la ignorante indiferencia y desprecio idiomático, y en un rigor filológico a todas luces inhumano. La palabra atso en euskera significa vieja en el mejor de los casos, cuando no vieja con connotaciones peyorativas. Y bakar, en este caso, significaría solitaria. ¿puede una sociedad que se tiene por sensible, avanzada, solidaria, inclusiva, paritaria, transparente, y demás leches y cantinelas, acoger a un ser humano, por muy hacia las últimas o deteriorados que estén sus huesos y su aliento, en una instalación que se hace llamar “vieja solitaria”? El obligado cambio de nombre sería una muestra de fiabilidad de la operación y no costaría medio euro, sensibilidad.

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