viernes, 9 de febrero de 2018

SERÁN MENTIRA

EL DIARIO VASCO 9-2-2018

Sé de gente que es buena y no se da cuenta de ello, lo son con naturalidad y el hecho no les causa mayor preocupación. Sé de otra gente que es buena y son plenamente conscientes de ello. Y conozco otra bastante gente que se creen buena gente, tan buena a veces, que ellos mismos suelen sorprenderse. Y conozco otra clase de gente, empiezo a clasificarlas en el apartado de mala gente que, siendo buenos, se sorprenden de ello y se pasan la vida en una constante manifestación de su bondad y consiguiente sorpresa. Tengo la impresión de que este último tipo de personas se afana más en mostrarse buena que en serlo.

Hago esta reflexión al contemplar, por ejemplo, la foto de cualquier personalidad pública practicando el bien, la solidaridad, la caridad. Cuando veo a un prócer retratado amparando a un desamparado con una manta contra el frío me suele embargar la vergüenza por momentos pasados, cuando no me da por reducir el pasado a un único momento. Cuando veo nadadores contra una enfermedad, corredores contra otra, comedores por el hambre, bebedores por la miseria, bailadores por el cáncer, músicos por la revolución, médicos por a saber que causas, pilotos por treinta kilos de material humanitario… ¿es justo que los necesitados, los sin recursos, los desfavorecidos del mundo, vivan de lo que nos sobre, de aquello de nuestro tiempo libre que emocionadamente les regalamos? ¿Qué dependan de un pintxopote o un hamaiketako popular? ¿Es imprescindible tal exhibición?
Puede que los buenos sentimientos sean mentira, puro asombro u otra cosa. Quizás sólo una forma más de mercadeo. 


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