Imagino que
si hoy, siglo XXI, hubiera que crucificar al Nazareno se haría, como es de
rigor, pero que nos costaría darnos cuenta. Probablemente el dios encarnado en
la modernidad habría liquidado a Marx, camarada Carlos, en pelea discotequera,
sin pena ni gloria y sería juzgado y
exhibido por otros delitos, más por conducta contra prejuicios sociales
que delincuencia. El sumarísimo se celebraría en un larguísimo e inacabable serial
de telebasura, oprobio de dioses y humanos.
Es que las
cosas nunca han alcanzado la posteridad tal como han sucedido, si no tal como
las han contado. Entre escritos apócrifos y canónicos nos hicimos una idea del
Nazareno. Hay unos textos, unos evangelios, un testamento que procuran calidad
y credibilidad. El moderno Nazareno nunca llegaría a la posteridad, ésta no es
de interés para la telebasaura. Al moderno Nazareno lo engulliríamos con cruz y
todo, en horario prime time y en pantalla 3D, y no lo pondríamos contar porque
nos han robado el tiempo para hacerlo. Eso sí, el moderno Nazareno tendría
representante, o entidad de gestión, que velaría por sus intereses, por los
derechos de imagen. Este, fundamental la buena presencia, es probable que
llevara bonete o mitra
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