sábado, 31 de marzo de 2012

IDIOMAK


          Reunión de colegas lingüísticos institucionales y más, un par de cientos o más. Sorprende la baja cotización de la idea del bilingüismo. Cada mención es una mención negativa, se le considera, en general, como trampa retórica de los castellanohablantes monolingües. Preocupa. La sala es grande, oscura, sin luz natural. Sin luz natural no deberían hacerse estas cosas, las ideas y las palabras suelen deprimir más. Fuera hace sol, uno de los soles más importantes de la primavera. Antes de que el desasosiego haga mella salgo a pasear, jubilados, prejubilados, gentes que se pasean, que saludan, gentes que miran, que respiran, algunos uno de sus últimos alientos.



         Un ocioso más, observo. Dice la placa “Zapategi kalea – calle Zapategui”. Sonrío y me dirijo a la parada del autobús. Enfrente escaparates con don de lenguas. Reza la tienda de tejidos, “ehunak Fernández” con letra vasca, pegadito a “finken administrazioa –Bardaji- administración de fincas” y seguido por “ziberlokutorioa – AMALUR – madre tierra”.



         Llega el autobús, monto y pregunto en euskera. La conductora de la mañana lo hablaba de corrido, me responde habiéndome entendido pero con timidez, paso al castellano. Un pasajero se equivoca y la conductora, amable, le aconseja bajarse en la siguiente parada y tomar otro que llegará en nada. Arrancamos y huimos hacia ese carnaval babilónico que es la realidad. Quien quiso confundirnos sembrando distintas lenguas cometió una gran equivocación, igual o mayor que la que cometen los que confían menos en los paisanos que en él o en si mismos.

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