domingo, 27 de mayo de 2012

SIN ERRORES, NO


DV 25-5-2012
Los tiempos cuyo objetivo era sobrevivir empiezan a quedársenos lejanos y hoy vivimos tiempos de ánimo de perdurar en la historia. Hemos salido vivos y lo queremos contar, y se descubre que contar no es actividad inocua ni inocente. Nos preocupa quien lo haga y a quien.
         Casi todos coinciden en querer contárselo al futuro, hijos, nietos y generaciones venideras depositarias de la historia, loable empeño de oferta de veracidad al porvenir. Aunque, todo hay que decirlo, en el porvenir, si el tema interesa no faltará quien desenmascare la mentira e indague hasta dar con la verdad, contemos nosotros lo que contemos. No sé yo si es que no sería más útil y provechoso que nos dejemos de chanfainas, futuros y posteridades y nos lo contáramos a nosotros mismos pero con honradez. Es de reconocer que el empeño entraña dificultad pues, siempre siempre, es a nosotros mismos a quienes primero nos engañamos. En el fondo lo que queremos es no quedar fuera del relato y, menos, salir mal parados en él. Toda la pelea se reduce a eso, a decir que fuimos, a decir que no fuimos lo que parece y sí que fuimos los mejores.
         Sí que me preocupa el relato y quien lo haga, sí y mucho. Sí que me preocupa no salir mal parado. Pero preocuparnos, preocuparnos de verdad, nos debería preocupar esa gente que al contar  las cosas no recuerda ninguna equivocación suya en la memoria y cuenta cómo siempre y en todo momento estuvo donde debía y con quien debía. Sospechemos de todos quienes pretenden contarnos lo sucedido sin que previamente reconozcan errores, y abundantes, en su trayectoria vital.

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