viernes, 8 de junio de 2012

POR FRASES

EL DIARIO VASCO 8-6-2012

La confusión de cosacos con bellacos dio para una columna  despachada a satisfacción y con confusiones e interpretaciones, casi todas ellas válidas y razonables. Arriesgaba al decirlo pero no me jugaba el físico. Más arriesgó el colega Berrio tratando del lenguaje del futbol, incluyendo a los futbolistas. Es esa una tarea que todo columnista honrado que se precie debe afrontar, en bien de la inteligibilidad, de la comunicación y de los códigos de convivencia. Otra cuestión es que se tenga fortuna en ello, que se acierte o no, que se hiera la sensibilidad del sector. Pero el mundo, no solo el futbol, se ha mediatizado a tales extremos que lo que se hace no tiene ninguna importancia y lo que se dice, aunque se diga con el único y honesto fin de matar el ocio o por obligaciones futbolísticas, es lo que vale, más que los goles.
         Hicieron historia el miedo escénico, el achique de espacios o el no se meta con mi país. Ya encumbrado, metido a comentarista, el coatch soltó lo de que los de ahora son más hijos del contexto que de sus padres. Fue entonces cuando los sensibles levitamos y nos empezó a dar igual un gol de Alemania que uno de Abisinia. Llegaría el balompedista diciendo que sus compas tienen más huevos (cojones, en términos técnicos) que el caballo de Espartaco. Esta última lección de historia es para los que afirman que lo único que ganó España hasta ayer era la batalla de Lepanto. Finaliza el programa futbolístico con el médico que dice que los futbolistas cuando juegan lo hacen con los veinte sentidos, menos de uno por millón, digo. Empieza la Europotra.

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