viernes, 22 de junio de 2012

REPROCHES


EL DIARIO VASCO 22 junio 2012

            Sin antibilbainismos. Vivir al lado de Bilbao puede ser un motivo de orgullo que, como toda euforia, puede desembocar en depresión. Dicen que eso nos pasa a donostiarras y guipuzcoanos, que vivimos en un ámbito deprimido y, como decimos aquí, de tristura. Se fueron los bertsolaris al BEC y los pelotaris  al coliseo de Mirivilla y nos dejaron solos, tristes y solos con los cocineros, a los cuales a veces les da por calentar más la boca y el ambiente que los pucheros y los fogones.

         Es ley de vida que para hacerse visible en el mapa mundi se busquen espacios de mayor extensión como pueden ser una gran urbe o el idioma castellano. A pesar de que lo entienda me causa dolor cierta impresión de ingratitud que percibo para con la ciudad de San Sebastián. Hay que reconocer que sin Donostia y su historia, en tiempos difíciles espacios de prestigio y consideración casi exclusivos de las dos disciplinas, hoy sería imposible hablar de bertsos o de pelota, y que eso exige una gratitud histórica con su ciudadanía y representantes.

         Es comportamiento de nuevo rico ser ingrato con el entorno y su problemática, y olvidadizo con sus orígenes. No se entiende si no, cómo puñetas se les puede achacar ausencia a alcaldes donostiarras en acontecimientos donde eran maltratados y desconsiderados con riesgo de su pellejo, y a cambio se cabree el empresario porque el guardia urbano no le reconociera, y ejerza el engreimiento de reprochar a los donostiarras el que Franco les meara al ojo, cuando la meada fue universal y sin plaza de parking estábamos todos.

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