viernes, 17 de agosto de 2012

MULETAZO


EL DIARIO VASCO 17-08-2012
            Toda crítica a elementos simbólicos, identitarios, históricos y a prejuicios establecidos corre el riesgo de ser ridícula y ridiculizada desde el conservadurismo. Se ridiculiza a las feministas, se ridiculiza a los ecologistas, a los izquierdistas… hasta el punto de hacer creer que el feminismo, el ecologismo o el izquierdismo no son más que la caricatura de millones de resentidos que hacemos que en el mundo haya conflictos allá donde no los hubo nunca. Quien se aliste a similares causas debe de preocuparse de usar la inteligencia y procurar que la bandera no ondee en exceso, y menos por encima de ciertas cabezas.
            Me pasa con el antitaurinismo. Dependiendo como sea el de turno puedo ser un selecto defensor del espectáculo, o convertirme en un consumado antitaurino en base a quien o cómo se defiendan las corridas. Eso sí, no dudo de que una sociedad sin prácticas de abusos a animales, sea para engordarlos o matarlos a arma reluciente, está menos distante de la perfección que la que ostenta esas prácticas. No importa tanto que el refinamiento y la cultura la engalanen y, por momentos, le sirvan de atenuante.
            Mucha gente hay que no ve más que prejuicio, resentimiento y aguafestería en las posiciones antitaurinas, sólo exceso y fealdad, ordinariez y procacidad. De estos argumentos se suele valer para ocultar y no ver lo que de razonable y racional tiene tal postura. Nada digo de aquellos que pliegan el pro o el contra en enseña patria, sea esta roja y gualda o bicrucífera roja, blanca y verde, abyecta guerra de banderas.

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