viernes, 12 de julio de 2013

PALETADAS

EL DIARIO VASCO 12-7-2013


         Me resulta desagradable ser observado como raro cuando hablo mi idioma. Somos una rareza estadística, digna de observación sí, pero en ningún caso antinatural, como a veces da que percibe mucho hablante de lenguas dominantes y, en ocasiones, monolingüe. Es cuestión de respeto, respeto que no se evidencia en todos los observadores, cuyas reacciones oscilan entre la natural curiosidad y las más imbéciles actitudes. Los que hablamos euskera deberíamos ser más exquisitos y respetuosos que nadie ante quienes se expresan en otros idiomas de ámbitos y status tan reducidos como el nuestro y no sacar a relucir esa actitud frecuente de gente que en lugar de sentir que no entiende piensa que no es entendida.

         Tour en nuestra pública televisión en euskera, ganó Sagan la etapa. El ganador habló eslovaco. El trío locutor calló unos segundos, intuyo que dándose codazos y sonrisitas, hasta que uno de ellos lanzó al resto la “humorada” del imposible reto de la traducción, ¡a que no! Las personas educadas, como si les entendieran, no adoptan esta actitud y los que la adoptan lo hacen al modo de Pajares, Ozores, Esteso o Martínez Soria ante la rubia, supuesta sueca que no entiende castellano o ante un bikini que, -¿cómo si no?- no debe de ser de Castelldefels o Ciudad Real.

         Pena que en lugar de desplegar tan española tradición no aprovecharan la ocasión para identificar la lengua eslovaca, o contarnos cosas de ella y, caso de ignorarla, ofrecernos información detallada de las metas volantes. Omito lo que le siguió por prepolítico.

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