Controlo,
porque me atrae fatalmente, la literatura de tetra brik Por tanto sé de lo que
hablo aunque me recuerden que lo que prima en mí es el pisar con mortal riesgo
la raya que separa lo local y lo global. Pero es una inquietud que también les
ataca a otros, a los productores de leche, ellos, por ejemplo, no tanto a las
productoras, las vacas.
Los envases
de leche en mis manos son un canto a lo castizo y a lo auténtico, una orgia
épica y lírica desplegada con ánimo de ser las más del lugar. Sin omitir el
detalle de alguna que utiliza la lengua gallega, del Norte de España reza una
semidesnatada. La sigue otra que proclama Origen España. Y viniendo propiamente
a las de ámbito vasconavarro es donde se desata el frenesí. Kukuxumuxu ilustra
una con vaquitas tamborileras, remontistas y surfistas con txapela. Reza una
edad de sesenta años y se presenta como nacida, ordeñada y envasada aquí, de
aquí para los de aquí, del baserri a la mesa y como nombre de la calidad para
acabar identificándose con la federación de ikastolas. La otra es de la Real,
la oficial ni más ni menos, y se describe camino del calor de Urnieta a
nuestras mesas, orgullosa de nuestro pasado y trabajando por el futuro. esta se
envasa 100% en Gipuzkoa. Y una última, integra en euskera y encabezada por un
Euskal Herrian euskal esnea, habla del tolón tolón de las vacas, valle a valle,
del pulmón del caserío y del pálpito de la tierra.
Seguro
que las tres últimas sí son de aquí, y casi seguro que es leche lo que
contienen, aunque lo que olvidan decir es que es leche de vaca
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