viernes, 14 de febrero de 2014

MÁS LUZ

EL DIARIO VASCO 14-2-2014
         La gente no sabe lo que cuesta decir la verdad en términos precisos. Es más, tergiversa lo que uno dice en el mismísimo morro de quien lo hace y le parece más verdad que la propia verdad. Yo creo que a todos ustedes les ocurrirá lo mismo o parecido que a mí. Me pongo a mirar atrás, a mi ya larga vida, y suelo sentir que he logrado hacer bastantes buenas cosas, sin exagerar pero bastantes, que soy, en el buen sentido de la palabra, bueno. Pero a la hora de explicárselo a los demás no resulto creíble. ¿Bueno tú? Por favor, ¡anda ya! Tu no has sido bueno ni cuando dormías. La frustración es como para retirar todo crédito a la naturaleza humana y a las relaciones personales.
         Pero por fin he encontrado una manera documentada de demostrar que soy fehacientemente bueno. Llevo en el bolsillo el anuncio impreso, y en el móvil el anuncio grabado, de mi compañía de luz eléctrica, esa que nos está informando del detalle y pormenores de los conceptos de la factura  de electricidad. Esa que dice que solo 19 euros de 51 que pago corresponden al gasto de luz, que el resto son impuestos y subvenciones. Me siento, certificadamente, cívico como nadie y benefactor como ninguno, avalado por la solvencia social de una eléctrica. No apago ya la luz ni para ver fuegos artificiales, engordo la caja común y subvenciono. Espero ansioso el próximo recibo para calcular mi obra social.

         Sería superlativamente cívico y bueno, si consiguiera ser capaz de calcular ese mínimo beneficio oculto en el desglose de la factura y se lo hiciera saber a la compañía. Por si no lo saben.

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