viernes, 25 de abril de 2014

PAN Y PAN

EL DIARIO VASCO 25-4-2014

            San Sebastián, mucha bandera y poco pan. No sé quien lo dijo o escribió por primera vez. Juraría que yo se la leí a Serafín Baroja, se la entendía con alegría. Siempre hubo gentes abundantes dadas al despendole y a la alegría en nuestra ciudad, todas ellas llevarían por dentro los apetitos y las procesiones, las ganas al chunchún. Pensamos que casi de siempre nuestra ciudad se dedicó a exhibirse al forastero y le gustó en desmedida el ser mirada. Es de agradecer que nunca perdieran la alegría necesaria para sobrevivir entre las inevitables penurias. El lema no dejaba de ser cariñoso.
         Con posterioridad un representante de jubilados, socarrón y de voz quebrada, que no faltaba a ningún foro público de participación ciudadana que se dedicara a pensar sobre la ciudad, solía soltar el San Sebastián, mucha bandera y poco pan como prolegómeno de sus discursos incluso antes de los saludos rituales. Nunca me pareció que no lo hiciera desde el cariño.

         En boca de otras personas me resultaba ofensiva la frase. Hay mucha gente que piensa en Donostia como la ciudad del quiero y no puedo, la ciudad de las apariencias, la del envoltorio de lo vacuo, casquivana y frívola. No aguantan la belleza y la compostura, fingen que no fingen, no aguantan que algo sea bello por mérito propio y no por efecto sobrenatural. Van por ahí plantando banderas, sembrando sentimientos y resentimientos, sin ningún ánimo de cosechar ni pan ni razones. Puesto a maldades, de las variantes de la frase elijo la peor y más ajustada. Que así no sea, San Sebastián cuantas más banderas menos pan.

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