viernes, 20 de junio de 2014

CONTRA

EL DIARIO VASCO 20-6-2013

CONTRA

Nadie puede negar mi interés por el football, soporto el programa ramplón de una radio local cuando coincido, entre otras, con la emisión del himno de cualquier equipo rival del Bilbao. Por mi pasión por el balompié en el último año he sido telespectador en todos los partidos malos que ha jugado la Real los lunes a la noche. Y mi furor patriótico futbolístico ha hecho que entre los dos últimos campeonatos de Europa y del mundo haya seguido por televisión la final del mundial, no más, y algún preámbulo de euskal selekzioa.

         El miércoles, casi involuntariamente, sin poder decidir, al estilo del país, me vi forzado a ver el partido. No soportaba tanta indiferencia fingida, ni nerviosismo cómico, ni sátira al patrioterismo de quienes, en el fondo, actuaban de forma contraria a la que manifestaban o igual a la que criticaban.  Cenutrio o ceporro que me cruzaba me mentaban el partido que no pensaban ver, lo cual despertó en mi un decidido interés por verlo, como dirían ellos, no por mí sino por ellos.


         Lo vi, confieso que lo vi. Sobre la marcha constituimos, con mujer e hija, un grupo pro Xabi Alonso, que nos cae bien y se lo merece. No salimos bien parados. Comprobamos la proporción existente entre la dificultad de explicar a Proust o la de hacerlo con el 4-4-2. Echamos de menos a los esnobs que convocaban a pasear por La Concha con Metamorfosis de Kafka bajo el brazo en hora de fútbol importante. Prometí mentir al día siguiente afirmando no haberlo visto. Y todo porque estaba contra Chile. Como ellos, y como si los chilenos me hubieran hecho algo. Desastre!

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