viernes, 13 de febrero de 2015

¡QUÉ PAÍS, MIQU…!

EL DIARIO VASCO 13-2-2015


         Aunque parezca no es Google quien bautiza nuestras calles. Con la legitimidad que le corresponde, el ayuntamiento de Hondarribia ha asignado el nombre Nestor Basterretxea a la que hasta el presente llevaba el nombre Mourlane Michelena. Hace nada hubiera estallado un trueno mediático que hubiera dejado temblando los cimientos de nuestros más sólidos diques. Ha reinado la normalidad, pero he terciado en una discusión. Los méritos de Basterretxea son tan evidentes que ni enumerarlos ha hecho falta. Los deméritos, que lo son, de Mourlane son su arraigo en el falangismo vasco y en el franquismo mediático y literario. Este es el resumen argumental de los impulsores del cambio. Luego, cada cual lo ha argumentado como ha podido acogiéndose alguno a la inexcusable aplicación de la ley de memoria histórica.
         Cometí la temeridad, sin cuestionar la decisión, de adentrarme en profundidades preguntando si había que esperar a la muerte de Basterretxea para descubrir que un franquista, que no se merecía ese honor, tenía calle en el pueblo y por la responsabilidad de quienes en más de treinta años lo habían mantenido. Más gente preguntó más cosas. Irrumpió el discurso de las personas de fe y el exaltado de turno que nos insinuaba y reprochaba actitudes partidarias de homenajear a genocidas.

         Alguien adujo que, según la ley Godwin, la mera mención de Hitler hace que el hilo de una discusión ya no tenga sentido. Cerrada ésta, pensé que el día que el nacionalismo, dios no lo quiera, sufriera una pérdida de prestigio no íbamos a tener nombres para tanta calle ¡Qué país M...

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