viernes, 27 de febrero de 2015

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EL DIARIO VASCO 27-2-2015

         ¡Que buena gente es la buena gente! Para los que somos así, regularcillos, no buenos del todo, nos resulta problemático y todo. O sea, que sí, que son buenos pero que a nosotros no nos gustan tan buenos. Algo parecido me suele ocurrir con esa gente, sin duda buena, que suele encabezar voluntariamente comisiones, grupos de trabajo y similares en colectivos y entidades sociales y populares. Sin ellos no existirían ni el tiempo libre, ni el entretenimiento asistido, ni festejos, ni buenas obras, ni todas esas cosas que se hacen desinteresadamente o no se hacen. He solido decir, a riesgo de no ser entendido, por ejemplo, que soy partidario de disolver todas las comisiones de deportes, debiera decir fútbol, de los centros escolares. Sus componentes motores suelen ser hiperactivos, contagiosos y propensos a equiparar la parte por el todo. Todos caemos, alguna vez en la vida, en la tentación de patrimonializar

         Mi experiencia y buenos recuerdos me dicen que casi toda esa gente que trabaja y se molesta por el buen desarrollo de la tamborrada de nuestra ciudad son buena gente, muy buena -espero que no digan de mí lo mismo ni lo contrario- pero sí que tienen alto riesgo de caer en la tentación de la patrimonialización. Me cuesta entender la postura, y más la propuesta, que han hecho trascender a la posibilidad de una tamborrada de 17.000 unos días antes del 20 de enero. Tenía tono de propiedad, un tono ciudadano más. Estoy barajando el ofrecerme voluntario a la 2016. Con la pega, claro, de que nunca me ha dado por tocar en una tamboreada y no soy mala gente del todo, pobre 2016.

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