domingo, 11 de octubre de 2015

DESVELOS

EL DIARIO VASCO 9-10-2015

            A quienes nacemos fóbicos no se nos suele hacer mucho caso porque vemos peligro donde, en teoría, no lo hay o nos anticipamos a él de manera nada razonable, sospechosa y extremadamente inteligente. La gente no nos entiende y nos considera anormalmente cobardes y capaces de impedir, por razones que no llegan a entender acontecimientos cotidianos. Por nosotros no se celebraría ni un partido de futbol de esos de campo de lleno. Nadie correría el peligro de que una bengala le reviente un ojo o de que se le quede la cabeza sólo para procesar los resultados de las quinielas.
            Ese niño de dos años que se salvó, en el Calderón creo, de que una bengala le diera de lleno gracias a los reflejos de su padre y a la fulminante intervención de un vecino de butaca que estuvo al quite, no se me va de la memoria. Oí y leí la noticia aterrado. Tengo la impresión de que el suceso pasó al olvido, sin otro ánimo que descubrir al autor del lanzamiento de la bengala. El padre confesaba con posterioridad que la criatura se despertó aún con miedo. Me resulta extraño que no corran ríos de tinta para hablar de la responsabilidad, irresponsabilidad diría, de un adulto que lleva a una criatura de dos años a un estadio. Será por lo de las fobias.
            Como extraño nos debería de resultar, siempre, ese discurso viejuno, y fóbico, que siempre habla de la locura e irresponsabilidad juvenil. Esta vez con el agravante de que quien lo ha hecho es la cabeza visible de los empresarios guipuzcoanos, a quien le honra el desvelo por los jóvenes y de quien se espera menos chulería y un tono menos de tasca. Aunque paguen… eso.


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