domingo, 1 de mayo de 2016

FRACASADOS

EL DIARIO VASCO 29-4-2016

            Por mucho que la denuesten considero que la transición española de la dictadura a la democracia fue un hecho milagroso por el que deberíamos lamentarnos menos y alegrarnos más. Yo no imaginaba que cuarenta años después observáramos el día día críticándolo con el desparpajo con el que lo hacemos a pesar de las consecuencias que por ello venimos pagando.
         Aunque el mundo empezara a incorporarse al sufragio universal hace siglo y cuarto, y nuestra palmaria falta de tradición democrática e histórica inclinación a los conservadurismos y totalitarismos nos mantuviera a raya hasta hace cuarenta años, nuestra incorporación al voto libre deparaba las más ilusionantes expectativas.
         Desde que tuvimos en nuestras manos el anhelado y casi imposible voto, mira que se han hecho cosas, mira que hemos discutido, perdido oportunidades y logrado conquistas que sólo el habernos habituado a ellas hace que les restemos el valor que tienen y relativizar la flaca memoria que tenemos de los pasados de sometimiento y tortura. Nos ha ido tan bien que nos hemos cansado, por ejemplo, de votar. La rabia por la desconsideración y desprecio absolutos a nuestra opinión y voluntad se nos ha trucado en ira que nos provoca la molestia de que nos consulten. No queremos ni votar.
         No todo es entendible. No se entiende que cuando el desacuerdo y el no pacto, la tozuda integridad de cada cual, han sido el valor más preciado en política, nos sintamos decepcionados por la falta de acuerdo. Sí entiendo el hartazgo, si entiendo que nos sintamos fracasados, en el más escandaloso de los fracasos. No entiendo que ningún ciudadano no político no sintamos la más mínima culpa ni responsabilidad en ese fracaso. Siendo así, es que no hay solución.


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