viernes, 17 de junio de 2016

GRATOS

EL DIARIO VASCO 17-6-2016

Si, al igual que con otros asuntos, se hiciera estadística para contabilizar la cantidad de buena gente que hay diseminada en el universo no daría buenos resultados. Enseguida se adueñarían de nosotros aquellas gentes especializadas en las malas lecturas y obtendríamos el número de malas gentes que pueblan el mundo. Acto seguido se empezaría a marcar a esas malas gentes y una vez marcadas… No quiero seguir. Prefiero el cálculo a tanto alzado y muestreos cualificados con el resultado final de que, en contra de lo que parezca, en contra de lo que nos dicen, en contra de lo que nos quieren convencer, gente buena hay en todas partes y es probable que sea mucha, casi seguro que una amplia mayoría. Ocurre que pasa desapercibida.
Circulo y observo los rasgos de los desconocidos, y no tanto, con quienes me cruzo. Me pregunto cuál de sus rasgos me proporcionará pistas sobre su bondad, cuál de sus gestos me llevará a cerciorarme de que es mala gente. Pienso que soportará inquietudes similares a las mías, afectos y desamores como los míos, fracasos y éxitos similares. Me pregunto sobre sus penurias y cuando empiezan a parecerme incalculables me suele invadir la impotencia.

Hoy es general que la impotencia se convierta en rabia, aunque sea esta la peor solución. Y sigo pensando en lo buena gente que somos todos y en lo invisibles que nos hacemos. Busco y doy con gente que en situaciones límite, en la irreversibilidad, no pierden la capacidad de generar un sentimiento noble, de expresar gratitud a pesar de todo, gente que hacen que la vida me guste. Corren malos tiempos. La gratitud se confunde con el sometimiento servil, y el sometimiento con gratitud.

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