viernes, 1 de diciembre de 2017

¿POR QUÉ ES SÍ?

 EL DIARIO VASCO 1-12-2017

       En un tiempo las instituciones impulsaron la puesta en marcha de experiencias de participación ciudadana. Constituían un aprendizaje, para ciudadanía e instituciones, en la implicación de las gentes en aquellos procedimientos administrativos previos y condicionantes de la toma de decisiones políticas. Hoy, convertida la anécdota en categoría, no sabe uno qué decir. Hay quien afirmará que se ha propiciado la participación en todo aquello relacionado con un proyecto, ni metro ni topo, sólo en el hipotético caso de que sus impulsores desistan de materializarlo. Los hay que afirmarán que la participación es una regla tan universal y extendida que hasta en los presupuestos nos dejan decidir directamente el objeto del gasto, aunque este sea de un porcentaje ínfimo y ridículamente testimonial. Los procesos participativos más allá de su necesario valor didáctico y pedagógico pueden llegar a ser, y en su mayoría así son, una filfa testimonial rozando lo demagógico.
          Lo mismo que es de chiste que nos dejen seleccionar el color de los vidrios de un pabellón o la forma natural, vasca o universal, de un mobiliario urbano, lo es que nos pongan en danza para mención o reconocimiento de ciudadanos de mérito, cualquiera que sea la naturaleza de éste. Soltar nombres de ciudadanos indefensos e inocentes a la arena del circo de las redes sociales y a la ciberparticipación, es disponer de las gentes sin su explícito consentimiento, sometiéndolos a juicios sin procedimientos establecidos. Lo mismo que no es no, sí tiene que ser un sí explícito, aunque lo sea para el Tambor de Oro. Sabemos ya, de al menos 100, que no lo van a ser. De ninguno de ellos sabemos que quisiera serlo.





















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