viernes, 9 de marzo de 2018

NO COLAMOS

EL DIARIO VASCO 9-3-2018
No sabía yo a qué modalidad de huelga apuntarme para que nadie cuestionara la honradez de mi postura, ni pensaran que con ello me librara de reconocer y pretendiera perpetuar esas prácticas viciadas y perennes de hombre consentido y macho civilizado. No sabía a quién gritar y pedir ayuda urgente para que no me fundieran en esa masa masculina enemiga convicta y declarada de los feminismos e igualdades entre personas, esa mayoría de la humanidad que considera que no se debe de ceder a las sensiblerías, ni a rollos progres ni buenistas. Me hicieron pasar el día descolocado.
Reconozco que mi culpa, mi responsabilidad, va más allá del hecho de ser varón. Pido a quienes me la simplifican, a quienes me la reducen únicamente a ello, que se molesten algo, que hagan un esfuerzo en sembrar las culpas, las responsabilidades, de matices. Que no me admitan ni acepten sin condiciones, sin exigencias, pero que estas ni oculten ni impidan la voluntad de aceptarme. Debo y quiero regenerarme. Lo intentaré hacer sin ayuda, pero, me temo, será más difícil. Que no sea imposible, por favor.
Mejor resultado no se podía esperar. Hasta el obispo de San Sebastíán se ha visto obligado a soltar la metáfora - signo de la agonía intelectual de una institución que dilapida el legado del Evangelio, a decir de Antonio Elorza - tan femenina del autogol y, de paso, al siempre maligno, pero simpático, demonio. Menos credibilidad me merecen los airados mandatarios que irrumpen unánimemente, con perogrulladas en tono épico, replicando lo que debieran ignorar, como si la iglesia tuviera escaño parlamentario o, incluso, como si esta hubiera sido, alguna vez, más feminista. No cuela.


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