viernes, 13 de abril de 2018

ESCULTURAS (2)

EL DIARIO VASCO 13-4-2018


Lo dije y lo mantengo. Por mucho que ese par de esculturas en el perímetro del estadio, hasta ahora municipal, de Anoeta, quieran ser una advocación a la no violencia en el fútbol y a la memoria de Alberto Ormaetxea, no dejan de ser un error, y horror, estético y ciudadano. De lo segundo reconozco parte de responsabilidad personal, aunque lo sea por omisión. Quien esto afirma corre el riesgo de ser visto como partidario de la violencia y opositor a la memoria de Alberto Ormaetxea. Y quien crea que haya razones suficientes para pensar que sí, o parecido, puede encontrarse con miles de personas que comparten su opinión. Nada más incierto.

Algo similar les puede ocurrir a aquellas personas que muestren desacuerdo, sea artístico, político o ciudadano, con la escultura Arbolaren egia de Koldobika Jauregi implantada en el parque Roland Barthes de Bayona. Pueden ser enemigas declaradas del escultor o, peor todavía, de la paz y de la reconciliación. Serán gente molesta por una metáfora de la no violencia y de una práctica ciudadana unitaria y bienintencionada. Víctimas, a mi entender, de procedimientos de poca corrección democrática.

Más vale un proceder y actuar democrático que mil deseos y advocaciones a la paz y a la convivencia. La convivencia y la paz lo son menos si no son trasparentes. Por tanto, entiendo que, si entre todos se hubiera aceptado la necesidad de una metáfora escultórica, entre todos elegido, en libre concurrencia, la idea y el autor de la obra, entre todos su emplazamiento… hubiera sido, aun para quienes les resultara molesta y fea, un hecho incuestionablemente democrático. El resto son nuestras malas prácticas y su metáfora.

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