viernes, 20 de julio de 2018

¿INDESCRIPTIBLE?

EL DIARIO VASCO 20-7-2018


En nuestro recuerdo se ve que se ha sufrido, mucho y repartido, desigualmente repartido. Han sufrido los nacionalistas, les va en ello, al sentirse perseguidos y violentados. Han sufrido los no nacionalistas por perseguidos y violentados, y porque muchos entendían que si sufrían era porque no hacían esfuerzos en evitarlo. Los unos pudieron gritar su dolor, los otros se veían obligados a esconderlo. Vivimos y padecimos toda la injusticia de la que es capaz de guardar nuestra memoria, toda la que cupo en ella.
Hoy, con la paz decretada hace bastante, vivimos oficialmente en la convivencia, como cuando llueve o nieva oficialmente, como cuando oficialmente hace buen tiempo. La situación es mejor que cualquiera de las vividas. Nos ha entrado el furor por la verdad, la justicia y la reparación, cosa que, oficialmente, es buena. Nuestras instituciones apoyadas en su, casi siempre, buena intención y múltiples y prestigiosos profesionales de la paz, están desempeñando un papel de notario y levantan acta de aquello que nos sucedió. El resultado es un batiburrillo estadístico que, supuestamente, nos debe de servir como diligencia previa a una resolución de justicia plena.
Me requirieron para participar en una de esas. Me entró la congoja, el miedo a contar, a no saber contar, a revivir y aumentar la incomprensión, y pedí que constara que había retirado mi testimonio. Nunca he sabido explicar ese sentimiento crítico pero respetuoso que me embarga. He hallado la frase justa en una publicación azpeitiana de ese carácter, se la adjudican a María Uria: “resulta muy difícil describir la tristeza”. ¿Si en lugar de tanta acta exigiéramos apoyo e impulso a una veraz descripción de la tristeza?

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