Cuesta
sobrellevar la canícula, la informativa incluso. Abres el periódico,
o enchufas la radio, y de entre las ondas o de las páginas se te cae
un manojo de refugiados que venían viajando entre todo tipo de
concursos gastronómicos que sólo de mirarlos te alteran el
colesterol ¡Qué pasión! De entre los festejos caen chorretones de
pretemporada que manchan y pringan de ardor nuestras almas
provincianas. Caen, se largan de feria, los toros que siembran de
boñigas las páginas de cultura. Y los amagos de fichajes
futbolísticos nos provocan más grietas en nuestra mente que las del
desplome del puente Morandi ¡Qué dolor!
Cuenta
Karl Kraus, otra vez, es que me tiene pillado, que en una discusión
que mantienen dos jornaleros en Viena lucharon a golpe de periódico.
Vinzenz Ühlein dio inicio a la contienda extrayendo el Zeit
del
bolsillo y lesionando de escasa consideración a Jaroslaw Wlk. Este
último, llevaba sobre sí el Neus
Wiener Tagblatt,
periódico de orientación conservadora con, al parecer, menor
capacidad de provocar dolor físico. El primero acabó con
contusiones, arañazos y una luxación de hombro y el segundo
condenado a prisión por graves lesiones corporales y carecer de
permiso de armas.
Los
peritos declararon que un periódico de doble extensión podría
haber provocado la muerte. El tribunal acabó confiscando la sección
de anuncios del periódico. Hizo oídos sordos a la petición fiscal
de agravamiento de pena mediante lectura de la sección de noticias
argumentando que la ley no se ocupa de menudencias.
De
allí procedemos, hacía allá nos dirigimos ¡Allá usted!
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