viernes, 21 de septiembre de 2018

CONSEJOS

EL DIARIO VASCO 21-9-2018


Es que no me sale y no sé yo que va a ser hoy de mí. ¡Lo que no se ha escrito sobre la primera frase de una narración! Si la primera frase del relato no es rotunda, magistral, si no es el núcleo de cuanto le prosigue, mejor desistir. Es lo que se dice, lo que se impone en el canon. Eso es, por tanto, lo que estamos obligados a creer. Y yo, aquí. ¿Qué será de un artículo, de una columna, sin una frase medianamente aparente? Y así es como hemos empezado “es que no me sale y no sé…”. También es verdad que, con frecuencia, cuando uno escribe un texto o un artículo sobrado de extensión y de rollo, lo suele arreglar cortando la primera frase o, incluso, párrafo. La mayoría de las veces resulta una mejora y queda absolutamente aparente. Las primeras frases en escritores mediocres como nosotros son un aterrizaje y aproximación borrachísima al tema. No sé cómo remediarlo.
Mira que se me van los ojos y caigo en la tentación de esos manuales, que parece que van a abundar, más todavía, este año, que te ayudan y aconsejan para ser escritor, para marcarte un itinerario en el taller de creación literaria. No encuentro forma de sacarles provecho, provecho sistematizado quiero decir, provecho productivo. Pero, directa o indirectamente, si me he encontrado con consejos geniales para conseguir ser un buen escritor, posibles primeras frases.
Margarete Atwood recomienda ejercicios de espalda porque el dolor distrae. Richard Ford aconseja no tener hijos. P.D. James considera contagiosa la mala escritura y recomienda leer mucho, pero discriminando. Somerset Maugham, en su día el escritor mejor pagado del mundo, habló de tres normas para escribir que, por desgracia, nadie las conocía.

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