viernes, 5 de octubre de 2018

ASOMBROS

EL DIARIO VASCO 5-10-2018


Las convulsiones sociales y políticas, por intensas y fuertes que sean, acaban amainando y muriendo. Algunas perduran en la historia y en el recuerdo, y otras laten, se supone, enterradas en el olvido. Uno se pone a echar un vistazo a las que recuerda, o a las que le hacen recordar, y entre las múltiples sensaciones que le embargan es de destacar la del asombro. Me horrorizo, se me revuelve la conciencia, las menos me colma de satisfacción, pero siempre flota el asombro. Me asombra la habilidad humana, la capacidad social, de poner distancia al tiempo, embellecer, y de qué manera, los recuerdos y ubicarnos en la historia.
Hoy es el día en que es bastante complicado topar en nuestra vida con gente que no oculte o maquille su descendencia de progenitores franquistas, falangistas o carlistas, de funcionarios del régimen y otras especies proscritas en nuestra corrección política. Todos somos hijos del apoliticismo o de la persecución política. Si hiciéramos estadística se podría concluir que casi nadie hizo la guerra con los que se alzaron contra la democracia, ni por supuesto simpatizó con el régimen.
En pocos lustros nadie de los que hable mostrará ni simpatía, ni relación, ni afección con la violencia política que ha, cruelmente, existido y nos ha tocado vivir.
Acabo de terminar la novela La desaparición de Mengele. Narra la vida prófuga del médico que fue seleccionador de víctimas en Auschwitz y realizó miles de experimentos mortales con todo tipo de prisioneros y prisioneras. Logró malmorir sin que ni el Mosad, ni aliado democrático alguno consiguiera dar con él. En una ocasión lo detuvieron en Argentina, con nombre y apellidos veraces, por un par de días, por prácticas abortivas.

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