viernes, 9 de noviembre de 2018

PRIVACIDADES

EL DIARIO VASCO 9-11-2018


Si las instituciones, en lugar de pagar las inversiones en carreteras y vías ferroviarias, decidieran repartir el importe total del coste entre cada uno de nosotros por igual, harían una distribución equitativa, la más justa, de los recursos de todos. El adjetivo a añadir a esa justicia no me sale. Si encima nos dijeran que ahí nos las arregláramos, nunca faltaría un grupo de gente que hiciera algo a su exclusiva conveniencia y nos intentaran convencer de que su acción supondría un gran ahorro de gasto público. Sería todo muy distinto. Igual, casi, como si en lugar de curarnos el cáncer, la gripe o el reuma, nos dieran en mano la parte de gasto que nos corresponde en la financiación del sistema de salud y nos las tuviéramos que arreglar cada uno. A lo mejor llega esa equidad y nos vacunan del todo y de todo.
         Es un debate que razonable y civilmente se produce, casi sin interrupción, en el terreno de la educación. Al hilo de nuestros próximos presupuestos y con la perspectiva de un debate general, proclaman a los ciudadanos las redes privadas, ikastolas y cristianos, que estas políticas les obligan a cobrar cuotas, que sus recursos son limitados y no pueden responder a las reclamaciones salariales sin aumento de la portación pública.
         Mala es, en mi opinión, la proclama. Mala la falta de pudor de quienes exhiben de forma simultánea la voracidad financiera y su carácter y vocación incongruente y soberanamente privados. Pero inadmisible es que se inculque en los escolares de esas redes la conciencia de que los impuestos de sus padres pagan la educación pública y que el sistema no aporta un céntimo en la suya. Falacia e injusta diferencia.

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