viernes, 27 de julio de 2012

TRA... QUË?

EL DIARIO VASCO 27-07-2012

Creo que no hemos sido educados para la práctica de la libertad religiosa y que eso se nota. Diré más, creo que si observamos con cierta atención, la mayoría de las invocaciones a la libertad religiosa se producen en contextos donde, por hache o por be, alguien se atreve a poner en cuestión, la quasi exclusividad, la preponderancia y preeminencia de los ritos católicos más que el propio catolicismo.
            Durante tiempos he combatido esa fusión cívico religiosa que se produce en nuestros rituales de fiestas mayores, y no tan mayores, y he defendido la separación  iglesia/estado hasta plantearlo casi como confrontación entre ellos. Creo no haberme equivocado salvo en la modulación de ese discurso, en la adecuación a los tiempos. Los hechos, tozudos, demuestran que mi plática no tiene aceptación social alguna. Me parece recomendable que las autoridades políticas acudan a las invitaciones de colectivos y eventos sociales de todo tipo, incluso si estas son de la iglesia o para una misa, y que sean tratadas con etiqueta, pero soy radicalmente contrario a que acudan con txuntxun, comitivas, bandas o en procesión.
            Mis expectativas sobre la materia en los nuevos tiempos políticos se han frustrado del todo. Las ha frustrado ese nuevo ritual sacado de la manga con las autoridades políticas acudiendo en comitiva a la función y plantándose en la puerta de la iglesia. La irreligión es una práctica más de la libertad religiosa, pero hacer el ridículo debiera ser inaceptable y no llamarlo fiesta ni tradición.

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