sábado, 5 de enero de 2013

DESNUDOS


 EL DIARIO VASCO 4-1-2013
           Mi compañero de trabajo está convencido de que siempre sorprende a la médica en sus visitas exploratorias. A la vista del cuerpazo y de la excelencia analítica que presenta, la doctora acaba pensando, consulta va consulta viene, que se encuentra ante un cuerpo de bombero y mi colega se ve obligado a confesar que aquel torso, aquellos músculos, aquella pieza, en el colmo del desperdicio, es un cuerpo de traductor, oficio viejo y de dudosa reputación.
            Nadie que no hubiera contemplado los castos desnudos de de gente de profesiones castrenses y aledañas debiéramos saber, sin causa justificada, como son esos cuerpos. Pero ellos, abnegados y sacrificados, lo han sido hasta mostrarse desinteresadamente en bolas y desparramar sus curtidos desnudos en hojas de calendario, eso sí, siempre por una causa justa y de mucha y urgente necesidad. Es una heroicidad, nunca reconocida, la de la señora que se desnuda y exhibe su mortal necesidad para comer, vestir y educar a sus criaturas y por extensión la de los que lo hacen por esas causas justas no enumeradas aquí por problemas de memoria pero que dejaron un recuerdo gráfico imborrable.
            La bondad nos ha inundado y empiezan a abundar colectivos de madres que componen un calendario con sus desnudos, por el autobús escolar, por el nuevo colegio, por lo que sea. Gente desesperada hasta el despelote. Tanta, tanta bondad, empieza a desbordarnos y nos tememos que en nada, mierda de crisis, empiecen a faltar las necesarias causas justas que colmen nuestro inmenso y sacrificado deseo de desnudarnos.

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