viernes, 24 de mayo de 2013

PARÉNTESIS INFINITO

EL DIARIO VASCO 24-5-2013


         Me equivoco cuando me siento capaz de acotar con cierta precisión los períodos negros de mi vida, los años de suplicio, los meses de dolor y los días de castigo. Con todo, es seguro que todo ha sido mucho más largo de lo que nos merecíamos. Ya para entonces los nubarrones de la violencia flotaban sobre mi y sobre mi campanario, pero entendía que algún atenuante podría salvarme y que en el bando de la inquina alguien podría considerarme respetable y meritorio en algún grado.

         Un buen día se supo que Balentín Lasarte, a quien frecuenté y traté, era componente de un comando asesino. Se hundió mi frágil mundo, se desmoronó mi afable relación con su familia. Ante mí y los míos declaré que mi período de hipotética gracia se había acabado y percibí que mis méritos no serían tenidos en cuenta, que dejaba de ser persona para ser sólo un cargo cien por cien ajusticiable y ejecutable. Se abrió un largo paréntesis.

         Estos días he visto a Balentín en prensa y medios, demasiados y no todos con ánimo informador, al aire libre y en cumplimiento de condena acudiendo a un cuartel de la guardia civil. Obvio contar el temblor de espinazo que me invadió y me dura. No puedo hacer lo mismo con toda aquella gente indignada, herida u ofendida. Entiendo aquellos sentimientos y resentimientos que, por fortuna, no tienen que ver con la justicia. Y tengo la impresión, lo tengo que decir, de que mi largo paréntesis, tal como se abrió, empieza a cerrarse, que necesito que se cierre. Duele.

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