sábado, 29 de marzo de 2014

EL CHIP

EL DIARIO VASCO 28-3-2014

         No caben excusas para la carencia congénita de ciertas destrezas pero me identifico con quienes, torpeza a torpeza, acaban pringados en la más simple de las ingestas de huevo frito. En los últimos días la cosa ha empeorado, son los propios huevos fritos los que me muerden desde la mismísima sartén, con el riesgo de acabar pareciendo un monumento viviente a la inutilidad doméstica.
         En una conversación de los últimos días me dijo, me llegó a decir, a mí, que tampoco la cosa tenía que ser el llevar la contraria por llevarla y que en eso que estaban diciendo de los contenedores a lo mejor tendríamos que hacer caso y empezar poquito a poco. Mi reacción rozó el enfado y proclamé que nadie como yo, en casa, se preocupaba de separar los plásticos por un lado, el papel por otro. Lo del papel lo llevo hasta el extremo de pelearme con las piezas de manzana y peladuras de naranja para arrancarles su mini etiqueta, aunque nos cuesten mirialitros de agua hirviendo. Además, dije, que contra Izagirre, Bildu, el PP y el sunsumcorda que sí, pero que a razonable que no me ganaba nadie y que el último plasticazo que había visto en el cubo a ver si no se le habría caído a ella. Dijo que imposible.

         Maniobré rápido y le dije que la recogida de orgánicos se iba a hacer a través de un chip con tarjeta y planteé, inteligentemente, la disyuntiva de quien de nosotros se haría cargo de la tarjeta. Nadie dudaba pero no se zanjó la cuestión, como que lo dejamos para la ocasión. El más ecológico, cívico, de nosotros se hará cargo del chip y sus consecuencias. Erabakiko dinagu

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