domingo, 26 de octubre de 2014

CULTURA 902

EL DIARIO VASCO 25-10-2014

         Me mataron en sueños, dos o más veces, y deje de soñar. No dolió, caí al suelo, una mancha empezó a extenderse en mi niqui y dije: se acabó. ¡Lo que no había soñado yo! Ahora empiezo a mezclar realidad e imaginación y pienso que morir es diferente a aquel sueño. Debe de ser como que un teléfono 902 te diga: Usted no existe ¿por qué llama? Ante la insistencia, la amable gestora de asistencia y asesoría te da la solución: un momento, no se preocupe, le paso con el departamento de inexistentes, no cuelgue por favor. Ocupados los agentes de inexistentes, tras larga espera, otra voz dice que por mi seguridad y por motivos de calidad la conversación va a ser grabada, el bucle de departamentos concluye donde recibieron mi primera llamada. Cuelgo y no muero.
         Deben de estar ya pensando que soy de esos tantos solitarios que agradecen las llamadas comerciales pues le suponen una oportunidad de hablar y de que le hablen. Imagino que cuando llamo alguien, de cualquier departamento, grita “¡Atentos, el educado, el bobo!” y el servicio se colapsa ante la general y estrepitosa carcajada de los agentes.

         Yo no he hecho nada malo, he comprado una novela para mi lector electrónico. Quince días y no carga. Llevo gastados en teléfono como media biblioteca de autor. Si se llega a saber que he sido pillado robando libros, sepa que con la intención de devolver la diferencia de lo sustraído por lo no servido y gastado en reclamar por el mismo método al que obligan las reclamaciones. Ruego consideren el acto como cultura, son libros al fin y al cabo, y no como delito vulgar. ¡Atentos los 902, lo voy a hacer!

No hay comentarios:

Publicar un comentario