viernes, 28 de noviembre de 2014

GISASOLAS

EL DIARIO VASCO 28-11-2014


         A saber cómo acotarán en la historia este período que se nos da en llamar nuevos tiempos. Se podrá leer que será el tiempo transcurrido entre los finales del folklore de la organización armada –no es mío el término, es de una persona activista y por muchos años reclusa- y el tiempo que duró el show de la reconciliación, todavía sin determinar su final hasta que los medios audiovisuales marquen otras prioridades. Tendremos que absolver a la historia por relatar nuestra vivencia de modo tan intrascendente y superficial.
         Mucha gente lo vive así, como mero cambio de trámite en el sistema fiscal o en el código circulatorio. Otras gentes, marcadas a fuego por sus vivencias, tienen que hacer ímprobos esfuerzos para que no les resulte incomprensible esta actitud. A fuer de pesado, de obsesivo, de cargante, me inclino por indagar en las vivencias, y dudo de que esta sea la solución más adecuada, aunque probablemente sí la más justa.
         He seguido, desde la curiosidad, desde el respeto, desde la discrepancia, hasta desde la admiración, la última trayectoria de Carmen Gisasola, y de algunas gentes más. He leído su novela Gaur zortzi, observado sus presencias públicas; no puedo negar un fuerte punto de insatisfacción que no soy capaz de explicar. De igual manera he sentido su valor al adelantarse a sus compañeros, al ser tildada de traidora por quienes, cobardes e incapaces para practicar la violencia, indujeron a otros a hacerlo. Ese esfuerzo merece la mínima y respetuosa compensación de intentar ponernos en su lugar, tal como ellos; por aquello de la autocrítica, sobre todo.

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