viernes, 19 de febrero de 2016

OLA KOIPE

EL DIARIO VASCO 19-2-2016

         Si ya la pericia geopanorámica –exhibida tras la celebración del evento, nunca antes- mostrada por miles de ciudadanos al hilo de la ceremonia inaugural me causó un pasmo del que no me he sobrepuesto, ahora me desbordan los hidrólogos, oceanógrafos y otros gramáticos pardos que actúan como clientes o servidores en el tercer sector de todo el territorio. ¡Cuánto conocimiento desaprovechado y talento desviado! Estoy seguro de que si el milagro de los peces se llegara a producir en el tramo de río entre Martutene y la desembocadura del Urumea, por muy milagro que fuera, la explicación no sería la de un hecho milagroso sino la que nos proporcionarían ese número incontable de enterados y todólogos que pueblan nuestra bendita tierra. Donde hay ciencia y conocimiento que se borren los milagros.


         Me asombró mi jefe, por algo es jefe, cuando una visita nos explicó cómo los primeros puentes del Urumea, en sucesión histórica, no sufrieron daños en el temporal y cómo resultaron perjudicados el cuarto y el quinto. Siendo así las cosas mi jefe lo entendió a la primera y, para más inri, explicó el fenómeno de tal forma que yo, inmerso en declinaciones, palabros y verbos, soy incapaz de reproducir. Saber y naturalidad. Le comenté el asombro a mi hermano que también se explayó en lo del canal del cauce que impulsa al agua que empuja desmedida… mientras preguntaba si yo era bobo, a ver si no había oído nunca hablar de la ola de Koipe, ola nunca comentada en este periódico pero muy citada en círculos en los que mandar a alguien a freír espárragos es decirle que vaya a surfear a la ola de Koipe. Compro tabla... filológica, y queda ésta para la historia ya que Koipe se fue.

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