lunes, 1 de febrero de 2016

PARTICIPANTES

E DIARIO VASCO 29-01-2016

          Pienso, y me duele, que si determinados ciudadanos de Cataluña que tienen propensión a vernos como picapedreros, hacheros, levantadores de cargas y cortadores de leña, tuvieran la responsabilidad de comisariar una ceremonia inaugural de un evento catalán de intención internacional, nunca se les ocurriría echar mano de una identidad ruralizada, ni de legendarias raíces decimonónico-románticas. Me empieza a resultar molesto que caigan en esa tentación. No sé si es consecuencia de que a los vascos nos ven así o piensan, y espero que así sea, que nos gusta que nos vean así.

          Mal me empezó la ceremonia inaugural y no me lo mejoró su desarrollo. Nos ha dejado sumidos en un caos de opiniones que, salvo excepciones dignas de atento estudio, no dejan de coincidir en su decepción y desilusión. ¿ciudadanía conservadora? ¿sabemos hacer algo más que golpear el tambor a ritmo? ¿tendremos oportunidad de redimirnos? Seguro que sí.

          Destacan los responsables que ahí queda eso, la participación de la gente. No deja de ser un balance inquietante. Creo que hay una tendencia excesiva a evaluar determinados resultados con el único criterio del número de participantes, en política, en cultura, en todo. Que demasiadas veces se ocultan los criterios evaluatorios con el argumento de que se trata de que la gente pariticipe, conviva.


          No tengo la menor duda de que la gente participó el día pasado, pero alguien me debería contar de que trata eso de participar, porque me temo que aquello fue una metáfora de la participación, de lo que hasta ahora, todos y en todo, nos hemos contado que es la participación. Y no.

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